enlazado como tronco el verbo a mi cintura,
si levante y cierzo yacen en suave mixtura
¿ qué quiebra mi hálito hueco, de sonrisas yermo ?
Temo el baile de las aguas rotas y me enfermo
desmayando el alma entre la zozobra pura,
inundando el sinsentido de ésta, mi envoltura
trastienda de roca, sorna donde yazgo y mermo.
Y me rompo entera barrida de mares, nazco
como el arcoiris fecunda de lluvia, paro
madreselvas y en la umbría yedra pazco.
Ascua, rescoldo que aviva la brisa, amparo
labio sediento bebo tu salitre, renazco,
bailo a deshoras robando a la luna su claro.
(Intento, tercero que hago de sonetos, me resulta totalmente imposible la concentración, no sirvo para ello, pero una vez me dijeron, no sé si acertadamente o no, (bueno, estoy segura que no), que quien no hace un soneto no es poeta, yo no me lo creo , pero ahí queda ésto en hoy veintisiete de un abril dulce y bailón alicantino de dos mil diez, este soneto es del dos mil cinco)
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