Espero impaciente el tac – doce en punto- cópula de saetas.
El segundero se traga las ganas, le sudan los dedos,
el clip del bikini percibe el mordisco a los solsticios.
Hiemal, quita el sombrero a la “î “, es preciso que Moët &Chandon
burbujee las cosquillas del ¡ aysss, sííí ! .
a luz de gas, siempre puede hacer posturas el ¡ ayss no !, en jaque mate.
Canela, natilla y Martini sin aceituna para un piercing de zarzamora
mientras sudan edredones, parámetros y coordenadas.
Puede ser que la luna, experta cocinera, haya hecho un marmitajo
aliñando soles y calendarios , entonces sea el glass-Vernal
quien cautive tu garganta, los dedos
guardaespaldas sobornados al exilio de la ropa, y las olas,
celestinas a desmayos de tirantes.
Entre los labios, cocteleras de Gin-Tónic y al naufragio,
un mimo de limonada aterrizando en la nuca, se deslice,
sin pudores, por la Curva de Praxíteles.
Causa-efecto amando amar amado : desplome de los tabúes.
Reafirmo: es tiempo de aprehender solsticios al imán de las edades.
(Pues eso, que los solsticios desconocen, del amor, las edades, siempre es tiempo a pesar del pasado en que se escribio este poema, retomo hoy, ocho de marzo de 2010 en este Alicante que parece que haya huelga de sol)