Conformando paisajes se entremezcla el gentío,
la gente siempre está en la calle.
Inciertos personajes
se me antojan olor a pan,
incómodo vinagre algunos otros.
Intensa en sus aromas
la mañana dispone su jornada.
Una mujer bosteza mirando a la desnuda nube,
aliada en su penumbra
parece envuelta en la nostalgia,
algunas melodías retozan por sus huesos.
En la serena tregua
mis retinas descubren geometrías nuevas.
Un horizonte indiferente a los contrastes
nos iguala y nos suma coronando la sangre;
todo es posible en el tejido y la arena,
la piel no tiene equívocos
siendo cisma y conjuro
habla el mismo idioma de las bondades.
He sostenido el vértigo que se apila en mi ánimo.
Se disponen alfombras revistiendo la túnica
y en su bordado aliento
cantan los días sobre el vaivén de las palmeras,
el tiempo sin medida que vuela a nuestro paso.
(Si alguien me advierte, porque cierro los ojos, que la noche se fue, sin dejar de soñar le invitaré a pasar; la noche permanece).
©Alonso de Molina
Del cielo y de la tierra
Adicto a Lyric Storm
Texto e imagen propiedad del autor