Epigrama de mis ángeles de la guarda

[Valentin Martin]

Rafael, siempre es una alegría encontrarte; he conocido a poca gente que ame la poesía tanto como tú. Gracias por acercarte una vez más.
Un abrazo.

[Valentin Martin]

Iben Xabier, no tienes mal gusto, no: pero yo la vi primero.
Gracias por tu impulso y tu generosa actitud.

Un abrazo.

[Valentin Martin]

Mario, si te hice sonreir, misión cumplida. Gracias por acercarte.

Un abrazo.

[Daniela Miño]

Megan tiene los pechos en flor
y el culito para atrás
(como se debe
en una no señorita de pan pringado
que devora igualmente
coroneles y princesas).
Angelina -demonio de mujer-
pasa de los treinta
y explota alivios de cartujos
(la bomba adolescente
sigue hiperactiva a pescado y a carne:
mejor que nada
aunque en babia el marido).
Nadie como Sharon
descruzando las piernas
o centrifugando ingles solitarias
(bendita la hora
en que abandonó Meadville
por el universo goloso).
Las Jessicas hacen oposiciones
a sirenas de instituto
y viudos sin prejuicios
(oh oh melée en la alcoba
sin árbitro ni reglamento,
ya me puedo morir).
A la Johansson, mi niña,
yo quiero enseñarle Tokio
y que decida luego ella
(en su casa o en la mía).

Y podría seguir
soñando calandrias cuché
sin bajar de las doscientas
(pulsaciones por minuto)
-me he cargado el epigrama-.

Amor: te pareces a ellas
como una castaña a un huevo
y yo no paso de manolo.

Hermosa colección de reinas para un final desequilibrante. Originalmente genial. Mis felicitaciones.

[Valentin Martin]

Ferreiro: una gran alegría verte por mis versos. Gracias por el estímulo de tus palabras y "feliciano" también para ti, aunque con retraso.

Un abrazo.

[Valentin Martin]

Gracias por tu compañía y tus palabras, Daniela. Un placer tu visista.

Un beso.

[Ana Muela Sopeña]

Buenísimo, Valentín. Con tanta belleza suelta yo me pregunto cómo un hombre puede dormir tranquilo. Ohhhhhh.

Muy buena esta dulce y sutil ironía...

Un abrazo enorme
Ana

[Valentin Martin]

Ana, es que yo no duermo. A mi edad, dormir es perder el tiempo, sobre todo habiento tanto que mirar o soñar.
Gracias por tu paso por el poema y acéptame un beso.