Tu irrealidad

[Leo Zambrano]

A Ramón:

¿A qué laberinto, en qué músculo la seda de imposible color?

Este verso me impresiona y me encierra con rejas excelsas.

Un placer, Poeta.



Leo

[Antonio Justel]

Ahora juegas con los planetas olvidados
mientras la oración te llama y el cabello se aparta
con rizos de navío, con martes de tren y rosas.

El viejo hotel y su sanguínea curva,
su metal,
su médula de ojos oscuros y el salón como un horrible cráneo
en tu lengua de pañuelos sin fecha.

Llueve en el pomo del delirio,
bajo el portal,
en tu sangre.

Hoy me pongo tus botines y camino por las espumas del aire
y visito las tómbolas y me ciego en la ermita,
con tu nombre en los osarios, habitado de luz
y campanas huérfanas.

Se hacina mayo en un rugido de avispas,
el fotógrafo persigue el azul de tu pregunta.

¿A qué laberinto, en qué músculo la seda de imposible color?

... la singular forma de enunciar la melancolía amorosa yendo como hacia atrás y recorriendo los atrios del recuerdo y dejándose seducir por él, bellamente descritos atendidos por el poeta, uno a uno; saludos, amigo; Orión