Suena tu voz y se alargan las palabras,

su personaje en aire de caverna
que absorbe el delirio de las letras.
Oigo y retumba el eco -dibujo de mi piel-
y me adentra en teatros de misterio, astros
que danzan el baile de la vida.
Oigo el derroche de comas de mis versos
que giran al buscar significados, suturas de las cifras,
y das nuevo registro a tu garganta,
recobrando el bajo de un arpegio limpio
en nueva melodía.
Suena la amistad que olvidó la distancia
rebasando la huellas del poema,
el universo que crece en el afecto.
Suena tu voz y callan las letras
para darte las gracias.