Comprensión

[Jerónimo Muñoz]

COMPRENSIÓN

En las grietas del olvido no penetran espumas saladas.
Es el momento de la fermentación, de las aves sin nombre.
Entre los cañaverales y las riberas quedan espacios para los quejidos.
Alguien sin esperanza irrumpe en las mazmorras de la perfección y libera a los cautivos de la necedad.
No puedo dejar de pensar en los cristales húmedos que aceleraban el paso ante mi cercanía. No son de cera pero los comprendo.
El mercurio se ha detenido en mis pestañas y las serpientes muerden mi ineptitud para eludir los límites.
Crujen las lágrimas de mis llagas, pacíficas llagas que nunca han visto el mar.
He visto correr a los indecisos por esos senderos de incertidumbre que conducen a los retablos de oropel. Los comprendo.
Yo no puedo abrazar axiomas y huyo de todos los afanes que se ofrecen al que pretende prolongarse. No soy de luz ni de muerte. No soy más que ese río que no es.
Admito flores y hechizos, admito el alquitrán y la fruta madura, admito besos y silencios. Mi única posibilidad es admitir. Intento comprenderme.
Ah de los hambrientos de agonía. Ah de los que carecen del trigo que alimenta los sueños. Ah de mí.

[Ramón Carballal]

Arriba con este monumento a la poesía. Un abrazo.

[Pilar Morte]

Te queda mucho por decir y poetizar. Cada frase es profunda y hermosa. Me gustaron mucho tus versos.
Hay demasiado para salvar de los naufragios.
Abrazos

[Marisa Peral]

COMPRENSIÓN

En las grietas del olvido no penetran espumas saladas.
Es el momento de la fermentación, de las aves sin nombre.
Entre los cañaverales y las riberas quedan espacios para los quejidos.
Alguien sin esperanza irrumpe en las mazmorras de la perfección y libera a los cautivos de la necedad.
No puedo dejar de pensar en los cristales húmedos que aceleraban el paso ante mi cercanía. No son de cera pero los comprendo.
El mercurio se ha detenido en mis pestañas y las serpientes muerden mi ineptitud para eludir los límites.
Crujen las lágrimas de mis llagas, pacíficas llagas que nunca han visto el mar.
He visto correr a los indecisos por esos senderos de incertidumbre que conducen a los retablos de oropel. Los comprendo.
Yo no puedo abrazar axiomas y huyo de todos los afanes que se ofrecen al que pretende prolongarse. No soy de luz ni de muerte. No soy más que ese río que no es.
Admito flores y hechizos, admito el alquitrán y la fruta madura, admito besos y silencios. Mi única posibilidad es admitir. Intento comprenderme.
Ah de los hambrientos de agonía. Ah de los que carecen del trigo que alimenta los sueños. Ah de mí.

Jerónimo, eres una fuente inagotable, eres mucho más que ese río que no es que nombras en tu poema y creo que sí te comprendes, estoy segura.
Yo hoy, si me lo permites, te envío flores y hechizos y también, besos y silencios.

Y un montón de aplausos.
Abrazos grandes, querido amigo.

[Hallie Hernández Alfaro]

COMPRENSIÓN

En las grietas del olvido no penetran espumas saladas.
Es el momento de la fermentación, de las aves sin nombre.
Entre los cañaverales y las riberas quedan espacios para los quejidos.
Alguien sin esperanza irrumpe en las mazmorras de la perfección y libera a los cautivos de la necedad.
No puedo dejar de pensar en los cristales húmedos que aceleraban el paso ante mi cercanía. No son de cera pero los comprendo.
El mercurio se ha detenido en mis pestañas y las serpientes muerden mi ineptitud para eludir los límites.
Crujen las lágrimas de mis llagas, pacíficas llagas que nunca han visto el mar.
He visto correr a los indecisos por esos senderos de incertidumbre que conducen a los retablos de oropel. Los comprendo.
Yo no puedo abrazar axiomas y huyo de todos los afanes que se ofrecen al que pretende prolongarse. No soy de luz ni de muerte. No soy más que ese río que no es.
Admito flores y hechizos, admito el alquitrán y la fruta madura, admito besos y silencios. Mi única posibilidad es admitir. Intento comprenderme.
Ah de los hambrientos de agonía. Ah de los que carecen del trigo que alimenta los sueños. Ah de mí.

La belleza exponenciada, la belleza estrellada en firmamentos de hielo...
Un poema monumental que será reclamado, como patrimonio, por el mundo de las letras.

Un abrazo enorme, querido Jerónimo.

[Jerónimo Muñoz]

Arriba con este monumento a la poesía. Un abrazo.

Muchas gracias, Ramón. Tu elogio me impresiona.
Otro abrazo para ti.

Jerónimo

[Josefa A. Sánchez]

Podrías separarlo verso a verso y cada uno seria un poema, breve, pero pleno de significado. la suma es exponencialmente superior. Un lujo de lectura.
Un abrazo.
Pepa

[Ana Estepa]

Un poema muy metafórico y expresivo.
Cuánto dices y de qué forma más hermosa.
Qué necesario autoevaluarnos y tomar conciencia de nuestro pasos.
Un gusto leerte.

[E. R. Aristy]

COMPRENSIÓN

En las grietas del olvido no penetran espumas saladas.
Es el momento de la fermentación, de las aves sin nombre.
Entre los cañaverales y las riberas quedan espacios para los quejidos.
Alguien sin esperanza irrumpe en las mazmorras de la perfección y libera a los cautivos de la necedad.
No puedo dejar de pensar en los cristales húmedos que aceleraban el paso ante mi cercanía. No son de cera pero los comprendo.
El mercurio se ha detenido en mis pestañas y las serpientes muerden mi ineptitud para eludir los límites.
Crujen las lágrimas de mis llagas, pacíficas llagas que nunca han visto el mar.
He visto correr a los indecisos por esos senderos de incertidumbre que conducen a los retablos de oropel. Los comprendo.
Yo no puedo abrazar axiomas y huyo de todos los afanes que se ofrecen al que pretende prolongarse. No soy de luz ni de muerte. No soy más que ese río que no es.
Admito flores y hechizos, admito el alquitrán y la fruta madura, admito besos y silencios. Mi única posibilidad es admitir. Intento comprenderme.
Ah de los hambrientos de agonía. Ah de los que carecen del trigo que alimenta los sueños. Ah de mí.

Más que un placer de lectura, Jeronimo, una mandala del corazón que abre el cosmos de tu poética sinigual. Un abrazo, ERA

[xaime oroza carballo]

COMPRENSIÓN

En las grietas del olvido no penetran espumas saladas.
Es el momento de la fermentación, de las aves sin nombre.
Entre los cañaverales y las riberas quedan espacios para los quejidos.
Alguien sin esperanza irrumpe en las mazmorras de la perfección y libera a los cautivos de la necedad.
No puedo dejar de pensar en los cristales húmedos que aceleraban el paso ante mi cercanía. No son de cera pero los comprendo.
El mercurio se ha detenido en mis pestañas y las serpientes muerden mi ineptitud para eludir los límites.
Crujen las lágrimas de mis llagas, pacíficas llagas que nunca han visto el mar.
He visto correr a los indecisos por esos senderos de incertidumbre que conducen a los retablos de oropel. Los comprendo.
Yo no puedo abrazar axiomas y huyo de todos los afanes que se ofrecen al que pretende prolongarse. No soy de luz ni de muerte. No soy más que ese río que no es.
Admito flores y hechizos, admito el alquitrán y la fruta madura, admito besos y silencios. Mi única posibilidad es admitir. Intento comprenderme.
Ah de los hambrientos de agonía. Ah de los que carecen del trigo que alimenta los sueños. Ah de mí.

Rendido, totalmente, al discurrir tu decir.
Como un fogonazo de tormenta "yo no puedo abrazar axiomas".

Gracias mil por la belleza plena.

Fonda aperta.