que miras y te insinúas
con recodos sospechosos
e intenciones tan oscuras.
¿Qué escondes con tanto celo?
¿Qué misterios nos ocultas
invitando a mis andares
sin despejarme las dudas?
Nunca levantas las nieblas
que permitan ver las puyas
de chumberas maliciosas
que llamándome me adulan.
Te supongo prolongado,
con lobos que nunca aúllan
pero acechan escondidos
en medio de la penumbra.
Quisiera volver atrás
alumbrarme con la luna…
pero la luna no sale,
ni las estrellas alumbran;
un misterioso poder,
a continuar me empuja,
sabe Dios por cuánto tiempo
perdurará la aventura
de un poeta solitario
que desconoce la ruta.