CUANDO LO VEO PASAR

[Arturo Juárez Muñoz]

CUANDO LO VEO PASAR
A mi hijo Arturo, que es ave que se eleva…

Cuando lo veo pasar, vuelo con él, tras su figura perfecta.
Su sombra deslizándose en la tierra, se mueve con gracilidad insuperable.
Destellante, se clava por los aires cual saeta de luz iridiscente,
rasgando el telón de la mañana, para irrumpir pleno en nueva escena.

Así es, impredecible, volátil, efímero como la espuma,
que nadie puede contener en una sola mano, aroma que se esfuma.

Cuando lo veo pasar, vuelo con él, tras su mirada infinita.
Intento hurgar entonces a los cuatro horizontes de la vida
y solazarme con cada primavera, con cada rama donde se aposenta,
con cada gota de lluvia que hace comparsa a su hermosura.

Eres libre, libre; tan libre que retas al viento en su correr sin tiempo.
Tú sí naciste de un lugar, de un tiempo, de una cuna.
Eres requerido, alguien te espera para soñar contigo
sueños de libertad, de excelsa galanura.

Cuando lo veo pasar, vuelo con él, tras su cauda evolutiva,
pues es capaz de unir los dos océanos, la tierra, el mar… la luna.

[Julio Gonzalez Alonso]

CUANDO LO VEO PASAR
A mi hijo Arturo, que es ave que se eleva…

Cuando lo veo pasar, vuelo con él, tras su figura perfecta.
Su sombra deslizándose en la tierra, se mueve con gracilidad insuperable.
Destellante, se clava por los aires cual saeta de luz iridiscente,
rasgando el telón de la mañana, para irrumpir pleno en nueva escena.

Así es, impredecible, volátil, efímero como la espuma,
que nadie puede contener en una sola mano, aroma que se esfuma.

Cuando lo veo pasar, vuelo con él, tras su mirada infinita.
Intento hurgar entonces a los cuatro horizontes de la vida
y solazarme con cada primavera, con cada rama donde se aposenta,
con cada gota de lluvia que hace comparsa a su hermosura.

Eres libre, libre; tan libre que retas al viento en su correr sin tiempo.
Tú sí naciste de un lugar, de un tiempo, de una cuna.
Eres requerido, alguien te espera para soñar contigo
sueños de libertad, de excelsa galanura.

Cuando lo veo pasar, vuelo con él, tras su cauda evolutiva,
pues es capaz de unir los dos océanos, la tierra, el mar… la luna.

Por encima de ser padre y mantener esa relación admirable, está el poema y la poesía que encierra en un discurso bien asentado en el cauce tonal, con imágenes y metáforas muy hermosas, oportuna e inteligentemente organizadas en el contexto del poema. Un tema que podría suponerse proclive al sentimentalismo o al cegado orgullo de ser padre, vuela por encima de sí mismo para convertirse en obra poética universal, de alcance. Enhorabuena, amigo Arturo.
Salud

[Isabel Moncayo]

¡Ay, los hijos! que se nos vuelan de las manos, inevitablemente así es la vida. Cuánta ternura, Arturo, y se siente que estás orgulloso de tu hijo, ellos son capaces, sí, de muchas cosas que nosotros no hemos podido ser o hacer, y qué bien que así sea.

Encantada de leer tu hermoso poema de amor inconcicional

Un abrazo, estimado Arturo.

[Guillermo Cumar.]

Tu ves pasar con elegancia interés y decisión al hijo de tu
verso. Yo lo convierto en nieto y me deslizo por cada palabra
y cada verso hasta ver los horizontes cogidos de la mano y de la
idea. Seguiremos ese vuelo mientras logre el universo
permanecer entre nosotros. Y después quizás también.

Un abrazo

Guillermo

[Pilar Morte]

He vivido contigo ese amor incondicional a los hijos que sobrevuelan por encima de nosotros mismos. Un poema con versos muy acertados.
Abrazos
Pilar

[Ramón Carballal]

Es dificil escribir con tanto amor y a la vez con tanta elegancia. Muy bueno tu poema, Arturo. Mi felicitación y un abrazo.

[Arturo Juárez Muñoz]

Muy queridos amigos:

A través del corto tiempo que llevo en este sensacional sitio, considero he aprendido muchas cosas. La lealtad a un oficio tan hermoso como lo es la poesía; la honorabilidad de sus integrantes a la hora de someter a consideración de los demás su amoroso trabajo; la integridad y compromiso vertido en cada poema; la gentileza, bonhomía, delicadeza y respeto al momento de comentar, son apenas algunos destellos que es justo y trascendente poner sobre la mesa.

Me siento honrado de recibir sus palabras afectuosas, sus opiniones siempre calificadas, así como una encomiable sensación de amor por las letras y su efecto sobre los distinguidos visitantes.

No me alcanza la elocuencia y ánimo de manifestar mi agradecimiento en general, que independientemente de hacerlo personalmente a cada uno, no importando si vierten su opinión en éste, mi humilde poema, pues todos sabemos que un poema no hace una obra, pero una obra se distingue por un poema.

A todos ustedes, ¡Gracias! Me alientan y motivan a fortalecer los lazos de unión, de cariño y respeto a todos los integrantes de Alaire.

¡Dios los bendiga por permitir sumarse a la gran tarea de forjar un mundo mejor!

Arturo Juárez Muñoz

[Arturo Juárez Muñoz]

Julio González Alonso,

¡Las palabras de quien vienen!, dice un dicho rancheril. Proviniendo de un hombre tan sensible, humano, que distingue el último aliento de un perro antes de morir, o el valor de un caballo girar en torno a un eje infinito, me hacen sentir más simple, más hierba, más guijarro.

¡Gracias, querido Julio! Me has hecho vibrar de emoción al percibir con justeza el desbordante orgullo de sumarme al vuelo de mi hijo. Tomo la parte de la universalidad por el simple hecho de que son nuestros hijos la continuación de nuestra mortalidad vuelta esperanza de vida eterna.

Contigo he aprendido a sumar de uno en uno, sin saltos ni carreras. Así, la dulce monotonía del tic tac de un reloj, es apenas el arrullo para admirar el sol... cada mañana.

Con inmenso aprecio a tu siempre gentil y bondadosa sonrisa:
Arturo

[Arturo Juárez Muñoz]

Isabel Moncayo,
¡Has dicho incondicional, y salto a la pasarela primero en la fila!
Así es la vida, así debiera. Porque nuestros hijos son nuestra sangre, pero también justos sueños, truncados, ansiosos, desesperados o realizados.
Cada latido de su corazón es un eco del nuestro. Cada sonrisa es una apoteosis de nuestra calma de hombres maduros y serenos que ven sus luchas como batallas interminables para nosotros.

Gracias, querida Isabel. Me has permitido hablar no de poesía, sino de uno de los motores que la mueven: ¡El amor a nuestros descendientes!

Con cariño y admiración:
Arturo

[Arturo Juárez Muñoz]

Guillermo Cuesta,

En ocasiones imagino la cadena humana que se forma entre abuelos, padres e hijos tomados de la mano, en esa infinita magia que Dios ha creado bajo el misterio de la vida y de la muerte.
Hablo de amor, hablo de poesía. Hablo de uno de los sentimientos más profundos y vibrantes que me envuelven en ese misticismo arrobante, sobrecogedor y vibrante: ¡El ser padre!

Mis hijos me inspiran, me alientan, me proyectan, me seducen. Me hacen volar sobre los acantilados y me hacen llorar por un perro que llora lastimado.

Y heme aquí, conversando contigo de las cosas buenas de la vida, del entusiasmo que profesamos por ver el paso de los años bajo el cobijo de quienes serán nuestra sombra protectora, cuando ambos, tú y yo, apenas si podamos descubrir que el sol es luz de alguna primavera.
Gracias, Guillermo, por tu bendita amistad:
Arturo

[Arturo Juárez Muñoz]

Pilar Morte,
Cuán hermoso pensamiento al decir que nuestros hijos sobrevuelan por encima de nosotros mismos.
Te voy a decir algo: Por desgracia perdí a mi padre a la edad de once años. Probablemente desde allí soñé y aspiré tener la oportunidad de algún día ser padre y procurar a mis hijos, cuidarlos, impulsarlos, como forma de darle sentido al inmenso vacío que sentí desde aquel instante.

Es evidente que no requiero de ser poeta para hacerlo, ni soñador para intentarlo. Mi tarea está revestida de una norme convicción por luchar hasta lograrlo. Cada día me establezco retos a vencer por cumplir con creces mi gran deseo.

Agradezco la oportunidad que me brindas de manifestarme pleno y abierto.
Con inmenso cariño:
Arturo

[Arturo Juárez Muñoz]

Ramón Carballal,
Cuando escribí este poema, lo único que inundaba mi mente era la imagen de mi hijo.
No sé si quise ser elegante, contundente, emotivo o simplemente descriptivo.
El amor hacia mis hijos es, simplemente es.
Si por fortuna, bajo tu siempre analítica y justa óptica poética, hay visos de elegancia y buena hechura, mi agradecimiento a tu persona es indimensionable.

Me he manifestado con plena libertad en favor de tu maravilloso trabajo. Es por ello que me siento satisfecho y agradecido por tus palabras.

Con gratitud y admiración:
Arturo

[Patricio Robledo]

Un bello y loable poema, Arturo, lo he disfrutado.
Saludos.

[Arturo Juárez Muñoz]

Patricio Robledo:
Celebro con alegría tus palabras. Compartir las emociones personales, aún revestidas éstas del halo de la poesía, es una experiencia sensacional.
Conocernos a través de nuestra visión personal de la vida (creo que finalmente todo apunta hacia ello), me ha resultado gratificante y formativo.
Eres muy gentil aprecio enormemente tu tiempo y apoyo:
Arturo Juárez Muñoz

[Isabelle Jenkins]

Arturo:
Cuanta sensibilidad, cuanto amor, cuanta paz se respira en tu poema.
Es un placer leer tan bellas y profundas reflexiones.
Con afecto:
Isabelle