Un olor a águilas muertas impregnó el aire

[Jerónimo Muñoz]

Un olor a águilas muertas impregnó el aire,


Un olor a águilas muertas impregnó el aire,
hizo guiñar a los gatos más promiscuos
y puso en fuga a las lombrices de tierra
cuando tú proclamaste tu amor a las estatuas.
Pero los arqueólogos, pertinaces y verticales,
desenvainaron sus espadas de tedio
y las pusieron a secar entre el pan y la nieve.
Unos sostuvieron que aquel monte era sagrado,
mientras otros, abarrotados de adverbios,
condujeron sus carros hacia la noche
cuando ya el huracán fue inevitable.
Las monjas entonaron cánticos de perdón,
las prostitutas rieron con risas desdentadas
y todos los guardianes de los cementerios
destrozaron con mazas las lápidas de mármol
que llevaban tu nombre grabado a lluvia
en góticas letras de plata y flores viejas.

[Francisco Lobo]

¡Qué grande eres, amigo! Veo que has cambiado tu registro, pues este me parece distinto a los últimos que te leí, a esos que has mandado a un concurso de Jaén. Te llamaré para felicitarte, si puedo -tendré la casa llena de gente para cenar- Recibe mi abrazo, poeta.

P.D. Si hubiese leído este poema sin saber quién lo escribió, hubiese sabido que eres tú.

[Pilar Morte]

Simbolismo puro en este poema. Versos para deleitarse y aprender. Me ha gustado mucho leerte. Felicidades.
Abrazos Navideños.

[Jerónimo Muñoz]

¡Qué grande eres, amigo! Veo que has cambiado tu registro, pues este me parece distinto a los últimos que te leí, a esos que has mandado a un concurso de Jaén. Te llamaré para felicitarte, si puedo -tendré la casa llena de gente para cenar- Recibe mi abrazo, poeta.

P.D. Si hubiese leído este poema sin saber quién lo escribió, hubiese sabido que eres tú.

Tú sí que eres grande, Paco. Tu profunda sabiduría y notable sensibilidad poéticas hacen que me sienta feliz por recibir tus alabanzas.
Sentirse comprendido por alguien como tú es una satisfacción enorme. Gracias.
Un abrazo.

Jerónimo

[F. Enrique]

Tienes una voz y un estilo propios, Jerónimo, tus poemas rezuman oficio, están llenos de ritmo y de sabiduría, sumergirse en ellos nos llevan a la cumbre desde la que nos muestras tu idilio perenne con la poesía.

Un abrazo. Felices fiestas.

[Raul Muñoz]

Un olor a águilas muertas impregnó el aire,


Un olor a águilas muertas impregnó el aire,
hizo guiñar a los gatos más promiscuos
y puso en fuga a las lombrices de tierra
cuando tú proclamaste tu amor a las estatuas.
Pero los arqueólogos, pertinaces y verticales,
desenvainaron sus espadas de tedio
y las pusieron a secar entre el pan y la nieve.
Unos sostuvieron que aquel monte era sagrado,
mientras otros, abarrotados de adverbios,
condujeron sus carros hacia la noche
cuando ya el huracán fue inevitable.
Las monjas entonaron cánticos de perdón,
las prostitutas rieron con risas desdentadas
y todos los guardianes de los cementerios
destrozaron con mazas las lápidas de mármol
que llevaban tu nombre grabado a lluvia
en góticas letras de plata y flores viejas.

Hermoso poema, que nos deja bien gravado en la memoria la aciaga historia. Brillante ritmo e imágenes. Me gustó mucho, Jerónimo, gracias por compartir.

Un abrazo.

[Jerónimo Muñoz]

Simbolismo puro en este poema. Versos para deleitarse y aprender. Me ha gustado mucho leerte. Felicidades.
Abrazos Navideños.

Muchas gracias, Pilar. Tú siempre exagerando mis capacidades. Aunque ya te he deseado felicidad, te repito ahora mis deseos para ti.
Abrazos.

Jerónimo

[E. R. Aristy]

Un olor a águilas muertas impregnó el aire,


Un olor a águilas muertas impregnó el aire,
hizo guiñar a los gatos más promiscuos
y puso en fuga a las lombrices de tierra
cuando tú proclamaste tu amor a las estatuas.
Pero los arqueólogos, pertinaces y verticales,
desenvainaron sus espadas de tedio
y las pusieron a secar entre el pan y la nieve.
Unos sostuvieron que aquel monte era sagrado,
mientras otros, abarrotados de adverbios,
condujeron sus carros hacia la noche
cuando ya el huracán fue inevitable.
Las monjas entonaron cánticos de perdón,
las prostitutas rieron con risas desdentadas
y todos los guardianes de los cementerios
destrozaron con mazas las lápidas de mármol
que llevaban tu nombre grabado a lluvia
en góticas letras de plata y flores viejas.

Un poema excelso en imagineria y simbologia, Jeronimo. Creo leer subliminalmente una luz que entra tras la destruccion de estos simbolos. Abrazos, ERA