Muros blancos, leones con vida en el sillón, tu voz en la espera, los minutos resarcidos de aliento.
Fue una lluvia de metáforas,
aleteo de pasiones conspicuas,
histológico vórtice
donde las horas
aullaban en los cuerpos
y besaban
el satén de la imaginación.
Fue un relámpago de huesos afines,
ardor mutuamente inoculado,
deshielo y huellas de elefante.
Fue un columpio en el desierto,
la fotografía rota,
pasos culpables en el paisaje triste.
Hoy he vuelto al principio de la memoria,
vi tu mano incansable
soñar escrituras.