El corazón del mundo

[Ana Muela Sopeña]

A S. y N. que residen en Kiev

El cielo se ha vestido de un gris plomo
por humo y proyectiles.
La inquietud ha inundado la ciudad.
Todo parece un plano surreal.
La pesadilla es miedo, angustia y pánico.
El sonido del fuego es lo que impera.

Por las calles no hay nadie.
La gente está en sus casas o en refugios.

El corazón del mundo está en Ucrania.
El alma del planeta está con Kiev.
Todo parece un cuento tenebroso.

En las plazas de todos los países
se escucha un "No a la Guerra".

La palabra podría traer paz.
Las armas siempre son una antesala
del fracaso anunciado.

Las plegarias envuelven el planeta.
Las luces son ahora una esperanza.

Los muertos ya no pueden opinar.

Ojalá que el silencio vuelva a ser
la melodía interna de la urbe
y llegue el "alto el fuego";
porque después de siglos y milenios
parece que los seres de la Tierra
aún no conocemos la lección.

Somos los ignorantes
de esta galaxia bella y luminosa.

Se hace necesario aprender
que el diálogo podría ser de paz,
pero los tanques solo traen la muerte,
la destrucción terrible, el gran vacío.
La pregunta esencial, lo denigrante.
La gran devastación del territorio
y la noche sin fin, oscura y sórdida.


Ana Muela Sopeña

[Antonia Mauro]

Hola Ana, buenas noches. Mucho tiempo sin intercambiar saludos.

Estos días pensaba en el ruido de los aviones. Tiene que ser uno de los peores ruidos que se pueden escuchar, aviones sobrevolando tus cabezas y a los pocos minutos el impacto de las bombas.

Algunas imágenes ya no tienen cabida en nuestras cabezas. El mundo en manos de un loco.

Creo que no, no hemos aprendido la lección. Hoy escuchaba a alguien decir, nunca se pierde, se gana o se
aprende, pero no es verdad. Claro que perdemos. Sólo son frases a las que acogerse para justificar nuestros errores o fracasos.

Todos perderemos.
Un abrazo para esas iniciales. Y otro para ti.

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Antonia. Son las iniciales de un matrimonio amigo de mi familia. Son ucranianos. Vivieron en España y luego regresaron a su país. Hoy mi hermano ha hablado con ellos. No les ha sido posible salir de allí. Están a lo que la suerte les depare. Las cosas no están difíciles. Están dificilísimas. Hay gente en los bunkers. Hay gente en sótanos. Hay gente en los pasadizos de metro. Hay gente que ha salido lejos del conflicto o fuera del país. Pero también están los que no han podido salir de sus casas. Por unas razones u otras.

Y las cosas están mal.

No. No aprendemos. Las guerras siempre son el fracaso de la "Diplomacia". Tantas personas graduadas y licenciadas en"Relaciones Internacionales", supuestamente formadas en diplomacia internacional y al final nada.

Falta diálogo. Falta negociación. Los señores (y señoras) de la guerra incrementan sus ganancias por el movimiento de las bolsas y por la venta de armas. Mientras la gente muere o lo pierde todo. Es... desolador. Terrible. Me pregunto si como humanidad no estamos todavía en párvulos. Y... creo que sí. Que estamos en preescolar.

Un fuerte abrazo
Ana

[Alejandro Costa]

No sé que decir o quizás es que tus versos ya lo han dicho todo.

Es terrible, como terrible es el desarrollo humano y la apatía del resto del mundo.

Pero da igual, como los grandes locos magnates de la historia, Putin estará detrás de todo,
enclaustrado en un despacho con todas las comodidades, viendo los reportajes de su tan
deseada batalla, la derrota de su débil "enemigo" y la victoria sobre la débil e inocente
masa social.

Lo peor, es que, como en toda la historia, habrá fanáticos que lo idolatren como un dios.

Así se enmascara el ser humano, mientras seres de paz, hacen con su sangre barro
mientras muerden el polvo de la tierra.

Terrible.

Un beso.

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Armilo:

El lenguaje de las armas es un lenguaje de fracaso. ¿Qué pasa? ¿Los humanos no sabemos hablar y dialogar? Pues... parece que no.

Gracias por venir
Un beso
Ana

[E. R. Aristy]

A S. y N. que residen en Kiev

El cielo se ha vestido de un gris plomo
por humo y proyectiles.
La inquietud ha inundado la ciudad.
Todo parece un plano surreal.
La pesadilla es miedo, angustia y pánico.
El sonido del fuego es lo que impera.

Por las calles no hay nadie.
La gente está en sus casas o en refugios.

El corazón del mundo está en Ucrania.
El alma del planeta está con Kiev.
Todo parece un cuento tenebroso.

En las plazas de todos los países
se escucha un "No a la Guerra".

La palabra podría traer paz.
Las armas siempre son una antesala
del fracaso anunciado.

Las plegarias envuelven el planeta.
Las luces son ahora una esperanza.

Los muertos ya no pueden opinar.

Ojalá que el silencio vuelva a ser
la melodía interna de la urbe
y llegue el "alto al fuego";
porque después de siglos y milenios
parece que los seres de la Tierra
aún no conocemos la lección.

Somos los ignorantes
de esta galaxia bella y luminosa.

Se hace necesario aprender
que el diálogo podría ser de paz,
pero los tanques solo traen la muerte,
la destrucción terrible, el gran vacío.
La pregunta esencial, lo denigrante.
La gran devastación del territorio
y la noche sin fin, oscura y sórdida.


Ana Muela Sopeña

Me alegra ver tu nueva publicación Ana, pertinente, bella, centrada en el corazón que es el sitio donde los diálogos de paz comienzan. Un abrazo grande.

[Rafel Calle]

Es una alegría volver a leerte, amiga Ana. Por tus comentarios, sé de tu labor con tu madre, es lo que toca ahora.
Y qué decir del motivo de tu poema, sino que duele; es muy doloroso observar una enorme injusticia, el despotismo en un baño de sangre, y no poder hacer nada. En fin, nuestra generación ha tenido y tiene que asistir a episodios que emborronarán la historia de los seres humanos. Tristísima la lucha del pueblo ucraniano, pero, como todas las épicas, digna de la mejor de las suertes.
Un fuerte abrazo para ti, tu familia, tus amigos y para todos los héroes de Ucrania.

[Concha Vidal]

"...Los muertos ya no pueden opinar...

Ahí está el mal, Ana. Y la pena. Y el dolor porque precisamente son los muertos los qu y no tienen esperanza ¿los vivos la tienen? ¿los vivos que no tienen culpa de nada?
¡ Ay... si los jefazos fueran los que van al frente...los que reciben los balazos.
Dejarían de un vez de poner adjetivos a sus sucias guerras.
Empezarían cantare lo de Mambrú se fue a la guerra..

En fin Ana, como siempre un abrazo fuertote. y mediterráneo.

[Ana García]

Siempre hay un loco dictador que organice una guerra para justificar: compra de armas, ideologías varias, deseos de expansión, etc...
¿Y quién lo paga? El pueblo.
Esta guerra nos queda cerca pero hay otras tantas activas: Siria, Yemen, Afganistán... Un infierno en la tierra para los más débiles.
Un poema que nos remueve por dentro.
Un abrazo, Ana.

[Pilar Morte]

No hay nada que justifique las guerras, lo amargo que tan bien trascribes en tus versos.
Me alegra tu regreso.
Abrazos

[Ramón Castro Méndez]

Me alegra volver a leerte, Ana. Has escrito un precioso y emotivo poema sobre la sinrazón de la guerra, siempre cruel con los más inocentes.
Mi aplauso.

Un afectuoso abrazo.

[Ana Muela Sopeña]

Querida Era:

Es siempre un placer interactuar contigo.

Más diálogo y menos conflictos armados.

Un abrazo fuerte
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Rafel:

Es lamentable lo que está pasando, aunque esto viene del 2014. Esto no es nuevo.

La geopolítica es complicada.

Un abrazo y gracias por tus palabras
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Efectivamente, Concha:

Si tuvieran que pelear cuerpo a cuerpo los mandatarios las cosas serían diferentes.

Tanta tristeza... tantos muertos... Tanta destrucción... ¿Para qué? Para nada. Aquí solo se lucran los fabricantes de armas y los que manejan las bolsas internacionales.

Un abrazo
Ana

[Ana Muela Sopeña]

Gracias, Ana, sí... todo esto es una locura.

Todos perdemos. Solo los más poderosos del mundo ganan.

Un abrazo
Ana