Catedral

[J. J. Martínez Ferreiro]

Más arriba aún con esta impresionante catedral de versos que aquí nos regalas, amigo Julio.
Es obligado visitarla de vez en cuando para disfrutar de sus maravillas.

Abrazos y salud.

[E. R. Aristy]

Catedral


Lenta ojiva hacia atrás en el tiempo
de tu punta hincada
en un cielo
sin dioses;
mentira silenciosa piedra a piedra
hermosa
y geométrica
pincelada de luz estirada en los colores
de los delgados muros,

te miro en la sonrisa helada de tus inviernos largos,
con las sombras heridas
multiplicándose interminables en tus alrededores

calles
sin transeúntes,
sin oraciones.

Te conservas allí, testigo ajeno de los años
y los dueños
de la palabra y las vidas hermanadas en los miedos
de la miseria.

Te conservas
con tu piel fría curtida por los vientos
y las aguas del norte.

Te conservas
con los dedos de tus agujas y la memoria
de lo inflexible.
Te condenamos
a tu estar siempre allí con tu verdad de roca
trabajada
con manos cerradas sobre el martillo.

Te condeno
a ser punto admirable, lugar a donde nunca
volverá nuestra historia.

Y así lo celebramos cuando el pueblo construye,
la mano en la herramienta,
para el pueblo su historia sin dioses sobre ojivas

y tú allí,

te decimos,
nos recuerdas la fuerza
de nuestra humana arcilla
y la decisión
inequívoca
de alcanzar la libertad que apuntan hacia el cielo
tus piedras afiladas.

Wow! Una catedral pristina que nos condena ... Esplendoroso trabajo, Julio!

[Ramón Castro Méndez]

Amigo Julio, este poema tuyo, utilizando términos futbolísticos, diría que es un gol por toda la escuadra en el minuto noventa. Un maravilloso poema, en definitiva.
Te felicito.

Un fuerte abrazo.

[Ramón Carballal]

Un poema magnífico dedicado a la hermosa catedral de León. Un abrazo.

[Marisa Peral]

te miro en la sonrisa helada de tus inviernos largos,
con las sombras heridas
multiplicándose interminables en tus alrededores

calles
sin transeúntes,
sin oraciones.

Te conservas allí, testigo ajeno de los años

Te conservas
con tu piel fría curtida por los vientos
y las aguas del norte.

Te conservas
con los dedos de tus agujas y la memoria
de lo inflexible.
Te condenamos
a tu estar siempre allí con tu verdad de roca
trabajada
con manos cerradas sobre el martillo.

y tú allí,

te decimos,
nos recuerdas la fuerza
de nuestra humana arcilla
y la decisión
inequívoca
de alcanzar la libertad que apuntan hacia el cielo
tus piedras afiladas.
[/


Majestuoso poema para una Catedral Majestuosa.
Me encantan las Catedrales y las historias que las acompañan.

Enhorabuena, Julio, un auténtico lujo encontrar este poema.

Abrazo y Salud.

[Alejandro Costa]

Otra obra perdida, felizmente rescatada.

Tiene todo tu aliento, tu buen versar, la serenidad y la calidad de tu pluma.

Es un poema para deleitar.

Un abrazo.

[Julio Gonzalez Alonso]

Más arriba aún con esta impresionante catedral de versos que aquí nos regalas, amigo Julio.
Es obligado visitarla de vez en cuando para disfrutar de sus maravillas.

Abrazos y salud.

Gracias, amigo poeta artesano de la piedra de esta catedral que cincelas su forma con sus escates. Un abrazo y salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Más arriba aún con esta impresionante catedral de versos que aquí nos regalas, amigo Julio.
Es obligado visitarla de vez en cuando para disfrutar de sus maravillas.

Abrazos y salud.

Gracias, amigo Ferreiro, por aupar al cielo de nuevo los pináculos de esta catedral. Mi abrazo siempre.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Catedral


Lenta ojiva hacia atrás en el tiempo
de tu punta hincada
en un cielo
sin dioses;
mentira silenciosa piedra a piedra
hermosa
y geométrica
pincelada de luz estirada en los colores
de los delgados muros,

te miro en la sonrisa helada de tus inviernos largos,
con las sombras heridas
multiplicándose interminables en tus alrededores

calles
sin transeúntes,
sin oraciones.

Te conservas allí, testigo ajeno de los años
y los dueños
de la palabra y las vidas hermanadas en los miedos
de la miseria.

Te conservas
con tu piel fría curtida por los vientos
y las aguas del norte.

Te conservas
con los dedos de tus agujas y la memoria
de lo inflexible.
Te condenamos
a tu estar siempre allí con tu verdad de roca
trabajada
con manos cerradas sobre el martillo.

Te condeno
a ser punto admirable, lugar a donde nunca
volverá nuestra historia.

Y así lo celebramos cuando el pueblo construye,
la mano en la herramienta,
para el pueblo su historia sin dioses sobre ojivas

y tú allí,

te decimos,
nos recuerdas la fuerza
de nuestra humana arcilla
y la decisión
inequívoca
de alcanzar la libertad que apuntan hacia el cielo
tus piedras afiladas.

Wow! Una catedral pristina que nos condena ... Esplendoroso trabajo, Julio!

La catedral de León, la que he visto siempre desde niño... y que sigo admirando. Un abrazo, ERA.
Salud.

[Rafel Calle]

Siempre es un placer acudir a tus publicaciones en los inicios de Alaire, amigo Julio, como es el caso de Catedral. El post, además, cuenta con comentarios que no tiene desperdicio.
Felicidades.
Abrazos.

[Julio Gonzalez Alonso]

Amigo Julio, este poema tuyo, utilizando términos futbolísticos, diría que es un gol por toda la escuadra en el minuto noventa. Un maravilloso poema, en definitiva.
Te felicito.

Un fuerte abrazo.

¡Qué buena comparación, aunque yo no sea entendido en las cosas del fútbol! Feliz de que te haya gustado. Muchas gracias, Ramón. Abrazo grande y salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Un poema magnífico dedicado a la hermosa catedral de León. Un abrazo.

Gracias, amigo Ramón. Son muchos los que le han dedicado sus versos a la catedral de León y no he podido dejar pasar la tentación con éste y otro poema en forma de soneto. Un abrazo.
Salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

te miro en la sonrisa helada de tus inviernos largos,
con las sombras heridas
multiplicándose interminables en tus alrededores

calles
sin transeúntes,
sin oraciones.

Te conservas allí, testigo ajeno de los años

Te conservas
con tu piel fría curtida por los vientos
y las aguas del norte.

Te conservas
con los dedos de tus agujas y la memoria
de lo inflexible.
Te condenamos
a tu estar siempre allí con tu verdad de roca
trabajada
con manos cerradas sobre el martillo.

y tú allí,

te decimos,
nos recuerdas la fuerza
de nuestra humana arcilla
y la decisión
inequívoca
de alcanzar la libertad que apuntan hacia el cielo
tus piedras afiladas.
[/


Majestuoso poema para una Catedral Majestuosa.
Me encantan las Catedrales y las historias que las acompañan.

Enhorabuena, Julio, un auténtico lujo encontrar este poema.

Abrazo y Salud.

Pues la de León tiene sus historias y misterios, es verdad. Gracias por tu enhorabuena y tus palabras. Abrazo y salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Otra obra perdida, felizmente rescatada.

Tiene todo tu aliento, tu buen versar, la serenidad y la calidad de tu pluma.

Es un poema para deleitar.

Un abrazo.

Hay muchos poemas como para detenerse en todos y cada uno de ellos; pero éste, hoy, ha tenido la suerte de llegarte y yo la suerte de leer tu estupendo comentario. Mil gracias. Abrazo y salud.

[Julio Gonzalez Alonso]

Siempre es un placer acudir a tus publicaciones en los inicios de Alaire, amigo Julio, como es el caso de Catedral. El post, además, cuenta con comentarios que no tiene desperdicio.
Felicidades.
Abrazos.

Celebro la paciencia y dedicación con que vas rescatando poemas, Rafel. Muchas gracias por recordar éste de hoy. Abrazo y salud.