Mi querida Pilar, cuánto me emocionan estas palabras...gracias.Pilar Morte escribió:Jo, Ventura, un poema gigante, de los que gusta releer. Me ha encantado
Besos
Pilar
Muchos besos
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Mi querida Pilar, cuánto me emocionan estas palabras...gracias.Pilar Morte escribió:Jo, Ventura, un poema gigante, de los que gusta releer. Me ha encantado
Besos
Pilar
Gracias Rafael, créeme, ningun lujo mayor que tu presencia y tu tiempo.Rafael Zambrano Vargas escribió:Entonces,
te dije ola, y nos barrieron estrellas a la orilla,
te dije ¡sur!, y se le abrió una ventana a tu pecho
oxidando los goznes del ártico,
dejando un túnel fronterizo
del carámbano indolente
a la impetuosidad de la flama.
Ventura: Estupendo y vanguardista, lectura muy amena y didáctica
de magníficas metaforas.
Un lujo leerte
Abrazos poeta
Zambrano R.
Mil gracias Ana. No sabes como agradezco y valoro tu criterio. Un orgullo para mi que así lo pienses, me emocionas.Ana Muela Sopeña escribió:Qué bien escribes, Ventura.
Un poema excepcional en el que la forma y el fondo están perfectamente amalgamados.
Un abrazo
Aplausos
Ana
Gracias Ramón, siempre un privilegio que pases por esta ventana. Un placer recibir tus palabrasRamón Carballal escribió:Me gusta el cuidado lirismo de los versos. Un placer la lectura. Abrazos.
Que lectura tan bonita me regalas Carmen, no sabes lo que te lo agradezco.Carmen Pla escribió:Es todo un poema, dos realidades diferentes ( tú - yo ) pero simultáneas en el tiempo.
Es una maravilla como creas una alianza con las palabras.
Me ha gustado muchísimo, Ventura.
Un abrazo y beso
Gracias amigo, tu siempre ahí apoyando, todo mi agradecimientoRafel Calle escribió:Hermoso e interesante trabajo de Ventura.
Ventura Morón escribió:...
Seguramente ya lo sabes,
he sido yo.
Ya ves, eso pensé. De nada
serviría ahora quejarse. Lo hice
sin medir destierros. Sentí
como te arrancaba de los bosques, lanzándote
ávidas algas que afloraban del humedal imantado de mi ropa, un sabor
a embarcadero en las venas, y la sal
vertiéndose de mi cielo, como si nevara
del mar su alma
en tránsito hacia tu exilio.
Conducía en las avenidas de tu cuerpo
como el que va remando hacia el cálido infinito, lejos
del suelo helado, lejos
de la capa plomiza, que oscurecía
mi borrosa consciencia de calavera
y sus piedras. Se deshacían
tus invisibles dunas
en la desembocadura de las noches,
puerta líquida nervada
donde se fundieron, en la médula del instante
las marismas de la aurora.
Entonces,
te dije ola, y nos barrieron estrellas a la orilla,
te dije ¡sur!, y se le abrió una ventana a tu pecho
oxidando los goznes del ártico,
dejando un túnel fronterizo
del carámbano indolente
a la impetuosidad de la flama.
Fui yo, te dije: ¡ven!... pero seguramente
tú lo sabes
mejor que yo...
creía que te adentraba en mis mares,
y eché raíces en la inmensidad de tu tierra.
[tab=30][tab=30]Seguramente,
seguramente siempre fuiste tú...
tú,
colonizando con tus verdes
manglares
el litoral fértil de mi alma.
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