Muy amable, José Manuel, gracias por la nota.José Manuel Sáiz escribió:Mi felicitación Ignacio por este esplendido poema y el merecido reconocimiento.
Un fuerte abrazo compañero.
J.Manuel
Un abrazo.
Ignacio
Moderadores: J. J. Martínez Ferreiro, Rafel Calle
Muy amable, José Manuel, gracias por la nota.José Manuel Sáiz escribió:Mi felicitación Ignacio por este esplendido poema y el merecido reconocimiento.
Un fuerte abrazo compañero.
J.Manuel
Gracias Mario, aprecio tu nota y la agradezco.Mario Martínez escribió:Un hermoso poema, Ignacio.
Elaborado y perfecto. Me encantó. Un abrazo.
Mario.
Un placer pasar por tu versos y poder deleitarme con este gran poema. Mi felicitación.Ignacio Mincholed escribió:...
Me siento novicio en días así, de gris, en la cortina del viento
que ampara esta lluvia débil, plegaria sería, aunque yo no rezo
porque prefiero cantar con los músculos distendidos, mirar
con descaro, sin sumisión la fortaleza de los titanes dibujados
en acetatos acrílicos, estampas o escapularios de mucho color.
Y ahí me envuelvo con las capas de atrezo según me enfrento
con las emociones periféricas, esas que en lo seco, agua,
son el suero que nos hidrata, y te encuentro a ti o a otros
caminando la trocha que cada uno acierta, anegadas hierbas,
estero intransitable y aun así camino.
Dejo el rigor que aprendí a un lado, sin temario que me diga
que el norte es el opuesto al sur, que la Luna no es una pegatina
que brilla según se anima, que el tenedor se coge con la derecha
y pruebo a ser zurdo aunque se me caigan las cosas, voy a riesgo
de que tu mirada me eleve y sea un concilio o me destierres.
Me invito y brindo por lo incierto en favor de los barrios de Saturno,
me inclino a cada clavo que encuentro en las aceras y va al bolsillo,
chatarrero eventual; me tientan los contenedores, huyo de la papeleras
no tienen memoria del futuro. Ya no hay charcos como antes, limpios
sobre los que salpicar en estos días salvo aquí, en la periferia.
...
Una obra poetica que me perdi cuando salio a la luz y fue reconocida por su brillantez. Pero hoy la encuentro como gran reserve de Alaire, te felicito Mincholed. Es un poema que allude al camino que se encuentra entre caminos. Una periferia, una perspectiva unica, irremplazable para llegar. Un fuerte abrazo, ERAIgnacio Mincholed escribió:...
Me siento novicio en días así, de gris, en la cortina del viento
que ampara esta lluvia débil, plegaria sería, aunque yo no rezo
porque prefiero cantar con los músculos distendidos, mirar
con descaro, sin sumisión la fortaleza de los titanes dibujados
en acetatos acrílicos, estampas o escapularios de mucho color.
Y ahí me envuelvo con las capas de atrezo según me enfrento
con las emociones periféricas, esas que en lo seco, agua,
son el suero que nos hidrata, y te encuentro a ti o a otros
caminando la trocha que cada uno acierta, anegadas hierbas,
estero intransitable y aun así camino.
Dejo el rigor que aprendí a un lado, sin temario que me diga
que el norte es el opuesto al sur, que la Luna no es una pegatina
que brilla según se anima, que el tenedor se coge con la derecha
y pruebo a ser zurdo aunque se me caigan las cosas, voy a riesgo
de que tu mirada me eleve y sea un concilio o me destierres.
Me invito y brindo por lo incierto en favor de los barrios de Saturno,
me inclino a cada clavo que encuentro en las aceras y va al bolsillo,
chatarrero eventual; me tientan los contenedores, huyo de la papeleras
no tienen memoria del futuro. Ya no hay charcos como antes, limpios
sobre los que salpicar en estos días salvo aquí, en la periferia.
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Rafel, muy agradecido por el comentario.Rafel Calle escribió:Gran Reserva de Alaire.
Gracias, Ramón, muy amable por la nota.Ramón Castro Méndez escribió:Un placer pasar por tu versos y poder deleitarme con este gran poema. Mi felicitación.Ignacio Mincholed escribió:...
Me siento novicio en días así, de gris, en la cortina del viento
que ampara esta lluvia débil, plegaria sería, aunque yo no rezo
porque prefiero cantar con los músculos distendidos, mirar
con descaro, sin sumisión la fortaleza de los titanes dibujados
en acetatos acrílicos, estampas o escapularios de mucho color.
Y ahí me envuelvo con las capas de atrezo según me enfrento
con las emociones periféricas, esas que en lo seco, agua,
son el suero que nos hidrata, y te encuentro a ti o a otros
caminando la trocha que cada uno acierta, anegadas hierbas,
estero intransitable y aun así camino.
Dejo el rigor que aprendí a un lado, sin temario que me diga
que el norte es el opuesto al sur, que la Luna no es una pegatina
que brilla según se anima, que el tenedor se coge con la derecha
y pruebo a ser zurdo aunque se me caigan las cosas, voy a riesgo
de que tu mirada me eleve y sea un concilio o me destierres.
Me invito y brindo por lo incierto en favor de los barrios de Saturno,
me inclino a cada clavo que encuentro en las aceras y va al bolsillo,
chatarrero eventual; me tientan los contenedores, huyo de la papeleras
no tienen memoria del futuro. Ya no hay charcos como antes, limpios
sobre los que salpicar en estos días salvo aquí, en la periferia.
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Un cordial saludo.
Muy amable por la nota, Mariona, gracias.Mariona Monsonís escribió:Un buen poema
Gracias, saludos
Muy agradecido por la nota, Era.E. R. Aristy escribió:Una obra poetica que me perdi cuando salio a la luz y fue reconocida por su brillantez. Pero hoy la encuentro como gran reserve de Alaire, te felicito Mincholed. Es un poema que allude al camino que se encuentra entre caminos. Una periferia, una perspectiva unica, irremplazable para llegar. Un fuerte abrazo, ERAIgnacio Mincholed escribió:...
Me siento novicio en días así, de gris, en la cortina del viento
que ampara esta lluvia débil, plegaria sería, aunque yo no rezo
porque prefiero cantar con los músculos distendidos, mirar
con descaro, sin sumisión la fortaleza de los titanes dibujados
en acetatos acrílicos, estampas o escapularios de mucho color.
Y ahí me envuelvo con las capas de atrezo según me enfrento
con las emociones periféricas, esas que en lo seco, agua,
son el suero que nos hidrata, y te encuentro a ti o a otros
caminando la trocha que cada uno acierta, anegadas hierbas,
estero intransitable y aun así camino.
Dejo el rigor que aprendí a un lado, sin temario que me diga
que el norte es el opuesto al sur, que la Luna no es una pegatina
que brilla según se anima, que el tenedor se coge con la derecha
y pruebo a ser zurdo aunque se me caigan las cosas, voy a riesgo
de que tu mirada me eleve y sea un concilio o me destierres.
Me invito y brindo por lo incierto en favor de los barrios de Saturno,
me inclino a cada clavo que encuentro en las aceras y va al bolsillo,
chatarrero eventual; me tientan los contenedores, huyo de la papeleras
no tienen memoria del futuro. Ya no hay charcos como antes, limpios
sobre los que salpicar en estos días salvo aquí, en la periferia.
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