Cecilia Martos escribió:[RIGHT]Un día descubres que el mundo poco tiene[/RIGHT][RIGHT]que decirte y aunque gires en ayeres.[/RIGHT][RIGHT]Lidia Beatriz Biery[/RIGHT]
A mi Padre
Supongo que algún día
fuera ya de la tiranía del tiempo
sin el fanatismo de la inmortalidad,
cuando el corazón deshoje su última impotencia
interrogando las sílabas suicidas de la tarde
y entre líneas descubras la palabra infartada de amor,
la ironía intacta frente a ti
escribiendo con alevosía tu nombre,
ese nombre incapaz de contener su propio corazón
que acomodaba sus lágrimas en la inteligencia de un poema
cuando la soberbia jugaba con las letras
en las noches sin luz.
Porque el tiempo es todo un paisaje
un palco en primera fila,
nada se sabe del vértigo de las alturas
ni de los cementerios.
Somos como una leyenda cargada de impaciencias
mientras la casualidad se distrae con los silogismos
agotándole el verbo a los adjetivos
antes de que decline la tarde en vocablos en desuso,
pues nunca nos habla del orden de las palabras
de cómo el pasado nos clausura las verdades a medias
y los sueños nunca se repiten;
así vamos de espera en espera diseñando la huida
viajando sin un itinerario fijo,
abordando el amor de formas diferentes,
disponiendo del futuro, jugando a ser infinito,
mientras que la costumbre de vivir nos acosa
pisándole los talones a todas las metáforas,
y ya no sé si me gusta el blues o prefiero el invierno,
si me duele estar sola o es parte de la vida;
luego escribo de la fe, ahora que no tengo respuestas,
entonces me escucho llorar, la noche me descubre,
hasta que llegamos a ese tiempo que ya no tiene tiempo
que no es sino una excusa para sobrevivir
y nos volvemos pretérito, vacío,
duda, porque no hemos entendido nada.
Y pensar que estamos tan sólo de paso
pues no reservamos el derecho de admisión,
que somos la misma sinrazón de ese horizonte de vanguardia,
un manual de despedidas, ese retrato de familia
que sólo sostiene la apariencia de las formas,
proyectos acumulados que se quedaron en un cajón.
Es tarde, se me cortan las sílabas,
son demasiados edictos para este tiempo
de caramelos, analgésicos y citas semanales con la nostalgia.
Supongo que algún día,
por encima de todo lo que no hemos sido
coincidiré con tu abandono
para hundirme en la geografía de sus ojos
y saber al fin dónde habitan las interrogaciones
cómo se desinventan los afectos;
me niego a ser una crónica de la desolación
un preámbulo para seguir muriendo.
Supongo que algún día fuera ya de contexto
sin el dolor de saberse a destiempo,
deduciré su verso enmudecido,
no hará falta siquiera que le nombre
ella es como un arma cargada de gorriones,
una parvada de silencios sobre el cielo oscuro.
Cecilia Martos
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Hermoso trabajo, amiga Cecilia, trufado de pasajes memorables porque llegan, familiarizan, se produce una simbiosis entre la creación y el lector.
El cosmos de los conceptos en el caos singular. Claro, es la propia naturaleza que le habla a su poder natural: el padre.
Aunque diría que el poema es mejorable (pequeños detalles: signos de puntuación, solución argumental estrófica, etc.), cosa por otro lado lógica, dados la extensión y el estilo narrativo de la obra, en su conjunto, me parece un trabajo lúcido, de mucha madurez y de una reseñable inteligencia conceptual.
En fin, ha sido un placer leerte. Felicidades por el poema.
Un cordial abrazo.