J. J. M. Ferreiro escribió:(...)
tu vida hasta el último detalle.
(...)
¡Que ardan en el fuego esos papeles
(...)
Se agradece el esfuerzo amigo Juan, yo soy de los que opino que se llega al verso libre, que también ha de tener ritmo, pero un ritmo muy complejo que tiene que ver mucho con el ritmo vital del poeta y que se adquiere después de mucho oficio, después de trabajar mucho el verso medido, es una cosa parecida a como ocurre en la pintura entre la figuración y la abstracción.
Me gustaría apuntarte la revisión de los versos 4º, me salen 10, con acento en 5ª; y el 13º, también me salen 10, ya que aunque la sílaba "ár" es tónica, a mí se me va la sinalefa de manera natural.
Un abrazo.
Hilando fino y por aportar más diversidad de perspectiva, compñaero, J. J. M. Ferreiro, con tu primera acotación estoy totalmente conforme (Qué cegato anduve, se me pasó completamente desapercibido en la valoración):
La preposición "hasta", en este caso, no aporta valor semántico y cumple únicamente una función gramatical, con lo que no alcanza a exigir protagonismo rítmico (en caso, además, de secundario pues la cadencia es heroica en segunda, sexta y décima) y, tratándose de la misma vocal, la sinalefa es obligada (y no habría causa para licencia). Ese verso necesitaría retoque, tienes toda la razón.
Sin embargo, del segundo verso que rescatas, y a tenor de esa cadencia monorrítmica que de inercia trae todo el soneto, y considerando que el verbo "arder" sí es semánticamente fundamental, y reconociendo la necesidad de énfasis en la pronunciación de la exhortativa y contemplando la formación fónica de hiato entre las dos vocales abiertas "e" y "a"; creo sinceramente que no es aplicable la sinalefa en ese verso y que tal aplicación, precisamente, desnaturalizaría la dicción, y no al revés.
Comparto, también, plenamente, tu opinión respecto al camino que lleva al verso libre (y del cual yo ando muy lejano todavía); tengo claro que la diferencia entre un cuadro abstracto y un garabato, una bella composición de jaz y una algarabía, un poema y un experpento; siempre rdica en la madurez y técnica de la mano creadora. (Y tales cualidades no llegan por iluminación divina, son fruto del esfuerzo y la perseverancia).
Con todo, Juan Fionello, no me desdigo de la formidable hechura del soneto.
Un abrazo, compañeros Juan Fionello y J. J. M. Ferreiro.
Juanjo