Editorial Alaire

Envidio a los que tienen el tiempo a su servicio.
A quienes ya cruzaron la línea que asevera
que el resto de los años son solamente suyos.
A los que no han de darle a nadie explicaciones
si quieren cada día, porque les viene en gana,
quedarse con el alba un rato más durmiendo
sin temor a que altere decisión tan sublime
ni bruscos sobresaltos ni estridentes zumbidos.
Hacer aquellas cosas que nunca se otorgaron
cuando presos forzosos del sistema vigente,
aparcaron a un lado de su querencia, sueños,
sosegadas lecturas, distracciones y viajes.
Envidio a los que ahora son libres y disfrutan
del merecido asueto que el jubilo concede
y no tienen ni cargas ni insalvables problemas
que los sigan atando a la gris servidumbre.

Es cierto, los envidio, por qué no confesarlo.
De idéntica manera que nunca envidiaría
a todos los que estando en esa tesitura
de exprimir a la vida cada postrero instante,
añoran las cadenas de arcaicos empleos,
rastreras obediencias o consentidos yugos.
A los que poseyendo del tiempo la fortuna,
no saben invertirlo, darle significado.
Y asumen su solvencia llorosos y aburridos.




Mario.

Muy buen poema reflexivo, Mario.

Me han encantado su fuerza vital y profundidad.

Un beso
Ana

Una excelente reflexión. El problema viene cuando ese júbilo llega tarde y la salud no acompaña. O aquellos que la vida no les deparó oportunidades para saber aprovechar su tiempo, limitados a trabajar desde la infancia... Pero en fin, esperemos llegar a ese momento y afrontar ese periodo con sabiduría.

Un abrazo.

En ese estado me encuentro yo y he de decirte que, como dice Ignacio, hay que recorrer la calle con sabiduría, no consiste en dejar, sino en cambiar. En fin, que me gustó tu poema, como siempre
Abrazos
Pilar

Yo también envidio a los que son dueños del tiempo y ejercen su libertad sin convencionalismos ni barreras sociales. Muy bueno tu poema, como siempre. Un abrazo.

Pues yo tengo un poe, en el que le pido perçdon al tiempo precisamente, pero por habarle dejado pasar así, como si nada.

Estupendo Mario, estupendo.
Abrazos grandotes

Hola Mario.
Muy buen poema,sencillo en la palabra,profundo en su contenido.
El tiempo es la vida y a que velocidad se nos escapa.
Un abrazo,amigo.

Una reflexión que comparto desde el puro hedonismo del carpe diem. Es un poema digno de Horacio que me ha gustado mucho, Mario.

Enhorabuena y un abrazo.

Nunca me defraudas Mario con tus reflexiones. Por ahî andan algunos poemas que no he podido dejar un comentario -je! no tengo mucho tiempo- y en donde al leerlo me he dicho hummmm, !bravo Mario!


Saludos cordiales y un abrazo

Spin

Amigo Mario.
Estoy segura de no echar de menos el trabajo, cuando ya al día le faltan horas para todo lo que me gustaría hacer.
Tantos libros por leer, tanta música por oír, tanto arte por estudiar, tantos paisajes por admirar y tan poco tiempo...
Entiendo perfectamente esa envidia tuya.
Un abrazo.
Pepa.

Estimado Mario:

Tu poema es un himno a la libertad, a la independencia y al
derecho que tenemos los humanos de hacer lo que nos dé la gana.
Mira si nó tengo razón:

"Es cierto, los envidio, por qué no confesarlo.
De idéntica manera que nunca envidiaría
a todos los que estando en esa tesitura
de exprimir a la vida cada postrero instante,
añoran las cadenas de arcaicos empleos,"

Un fuerte abrazo: J u l i o .

Gracias, Ana.
Me alegra que te haya gustado. Es un poema de hace un par de años, porque ahora ya casi estoy en la tesitura de poseer el tiempo, aunque por el momento sea un tiempo parcial, que aprovecho y no me llega.
Abrazos.
Mario.

Gracias Ignacio.
El poema tiene dos años. Ahora ya estoy casi en esa posesión del tiempo, un tiempo parcial por el momento, pero llegará el total y espero aprovecharlo.
Abrazos.
Mario.

Lástima de primitiva para poder hacer eso que dices pero desde ya...
Muy buena reflexión, Mario.

Un abrazo,

Carmen

Pues que decirte amigo, un poema que nos lleva a la reflexión, yo creo que nunca estamos conformes con lo que tenemos, todo tiene su tiempo y su momento, un gran poema, claro que si, un placer leerte. Un fuerte abrazo.

Cecilia