Editorial Alaire

Las palabras tienen todo lo que hemos
olvidado –dijiste–
pero hay silencios donde el pasado habita
y dibujar una nube en la palabra viernes
sabíamos que no nos libraría de la locura.

Qué extraños nos parecen ahora tantos verbos
que nunca declinamos,
qué extraña esta ciudad de pájaros y arena,
de cargueros que parten y árboles sin hojas
y lentos cafés en las tardes calmas.

Todo lo que hemos olvidado.

Seguramente ahora, en esta misma casa,
con el bagaje de tantas lámparas azules,
cuando todo parece alejarse de sí mismo,

mientras te escribo desde ese otro mundo
que nunca sabe lo que pasará,
seguramente ahora,
no habría sido eso lo que dijeras.

Las palabras conocen todo, es cierto,
pero no saben nada de nosotros.

Qué extraños nos parecen ahora tantos verbos
que nunca declinamos,
qué extraña esta ciudad de pájaros y arena,
de cargueros que parten y árboles sin hojas
y lentos cafés en las tardes calmas.

Me quedo con esa estrofa, Enrique. Siempre me gusta el clima de nostalgia que crean tus poemas, como si fueran películas en blanco y negro...

Un gusto leerte,

Carmen

Muy buen poema Enrique. Y tiene razón Carmen, crea una atmósfera de película clásica B/N.


Un abrazo.

Me ha gustado mucho el fondo y la forma de tu poema. Un placer seguir estos versos
Abrazos
Pilar

Es admirable la forma en que utilizas el lenguaje, donde las cláusulas largas se leen con claridad y deleite. El poema es magnífico, sugerente, y no se detiene en las palabras.

Un abrazo.
Óscar

Muchas gracias, Carmen, por pasarte por esta película en blanco y negro y disfutar.

Un cordial saludo.

Hola Enrique.
Interesante e intrigante poema que me ha gustado leer.
Tengo que reconocer que me he perdido en algunos versos.
Las dos primeras estrofas me gustan mucho pero no encuentro donde está la conexión con el último verso de la primera estrofa.

Te mando un afectuoso abrazo
Joan

Agradecido, Juan, por tus palabras que recuerdan una conversación, como vosotros decís, en blanco y negro.

Un cordial saludo.

Para mí no, en blanco y negro

qué extraña esta ciudad de pájaros y arena,
de cargueros que parten y árboles sin hojas
y lentos cafés en las tardes calmas.

hay demasiado movimientos, sonidos, aluvión de arena y viento,

y está la música, con la que juegas o dialogas, si es que ya voy entendiéndote un poco, " the song remains the same". Un beso fortísimo, Gober

Agradecido por la visita y por tus amables palabras, Pilar.

Un cordial saludo.

Muchas gracias por haber degustado el poema de esa forma tan profunda, Óscar.

Todo un placer contar con lectores de tu sensibilidad. Un cordial saludo.

En muchas ocasiones volcamos en el poema vivencias o claves personales que hacen difícil su interpretación. En esos casos el poema puede llegar a sobrevivir porque el lector encuentre su propio significado. No es este el caso, por lo que se ve. Sin duda por limitaciones del propio poema.

Muchas gracias por el comentario. Un cordial saludo.

Nosotros siempre cambiamos, la canción permanece siempre igual... No sé si leiste algún comentario mío aquí o en oagún otro lugar donde hice mención a la letra de esa canción, Gober, pero es lo mismo... Muchas gracias por el comentario. Otro beso fuerte para ti.

P.D.: no sé si será positivo para tu salud mental ir entendiendo a este espíritu atormentado.

Enrique, otro de tus magníficos poemas de introspección y encuentro entre tiempo y sentimientos, pérdida y memoria, una de las formas de "A la busca del tiempo perdido": la palabra y los lugares todo lo conjuran.

Todo un placer de lectura, querido amigo.

Un abrazo.

Eres muy amable, viejo y querido amigo, aunque no sé si, en realidad, lo que hacemos juntando versos es perder el tiempo buscando ese tiempo perdido.

Un fuerte abrazo.