Editorial Alaire

El hombre de hierro
aterriza en el mundo del amor
con la máscara oculta del silencio
y sale disfrazado con su frío,
para sobrevivir en la catástrofe.

Antes de que le partan en trocitos
descuartiza a su víctima con lógica
y es adúltero antes que arriesgarse
a amar con el espíritu sin nudos.

El hombre de hierro
busca respuestas en mujeres de la luna
y permite que todo sea atávico
hasta que los relojes se detienen.

Trastoca con sus dedos el destino,
lo rompe en mil pedazos
y cuando ella se va
se ahoga entre sus lágrimas metálicas
y siente que es esclavo de dos úteros.

El hombre de hierro
permite la agonía de la amada
y cuando ella muere
aúlla en cementerios
y ya no vive más que como un zombi.



Ana Muela Sopeña

Una hermosa alegoría con recursos narrativos y metáforas simbólicas, que siento como la exaltación del amor en su cualidad universal: ser el motor del mundo, la razón de vivir.

Un abrazo.
Óscar

Demasiado fuerte este hombre de hierro para acabar deambulando. Un gusto seguirte
Abrazos
Pilar

Hola Ana.


El hombre de hierro
permite la agonía de la amada
y cuando ella muere
aúlla en cementerios
y ya no vive más que como un zombi.


Un hombre de hierro que resultó tener los pies de barro cuando permitió la agonía de su amada.
Siempre me quedo preso en tus imágenes y metáforas, amiga mía.
Un placer leerte. Abrazos.
Mario.

Aquí estoy de nuevo disfrutando de tu poesia, Ana.

Un beso, max

Un gusto pasar por tus versos, Ana.
Un abrazo.
Pepa.

Interesantísimo poema, Anita, de esta serie mimética, no? Creo que todos sabemos de algún hombre de hierro y en el fondo, todos lo tenemos.

Felicitaciones, es un gusto leerte.

Un beso enorme!

Gracias, Óscar, por tus palabras.

Un beso
Ana

¡Tremendo poema de acero, te gastas, para tan metálico sujeto!

Alguien me dijo un día que si rasgamos la suave piel del corazón de un cordero, daremos con las cayosidades que disfraza. Y que si lo hacemos en el duro pellejo del corazón de un lobo, veremos fluir la sangre tibia y dolorida.

Si rasgamos la dureza de tu poema, veremos una látima profunda y un deseo de encontrar la humanidad que esconde esa armadura. Es más hombre que hierro (y tu poema lo sabe).

Un hermoso poema. Recibe un abrazo,

Juanjo

Gracias, Pilar, por tus palabras.

Un beso enorme
Ana

Mario, es un honor verte en mis poemas.

Un beso
Ana

Max, me alegra mucho que el poema te haya llegado.

Un beso grande
Ana

Gracias, Josefa, por pasar.

Besos
Ana