Editorial Alaire

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Poluciones Nocturnas






Viajar haciendo un esfuerzo de hornero entre los tiros
Viajar por el cuerpo del aroma de un centavo

Viajar a fuerza de ampollas en el cuero cabelludo
Viajar por dentro de la persona, en estallidos

Hacer centro en la perdigonada de los gestos
Quedarse quieto sobre el mapa del viento, con el flequillo como un ancla

Viajar con la furia de un bolo de cielo, con flema mnemotécnica
Viajar por la montura de la arena que cae de la gárgola

Viajar por el trazo del plomo en el vitral, o con el arrojo de una caricia
Viajar como el collar de un burro, como bandera verde

Pasar las hojas de los calcos de las ciudades con murallas, buscando

Poner la yema del pulgar sobre una peluca de Boucher en estado de emergencia

Batir chocolate en ollas de cobre, obligando la bajada de los dioses


—Antes del secreto, leía con el tercer ojo en compota
Apretaba los pies como mandíbulas

Ahora, he aprendido a pilotear un aliscafo de tres palancas
Y soy capaz de encender el ascensor de la torre Eiffel con un beso—


Viajar por la bocina, o al cardarse la barba en un baño de una sola escotilla, lleno de sol

Viajar colgado del humo de los tallarines, con las medias mágicas

Si hasta pienso quedarme mirando a mi padre al fondo de los ojos, para amanecer en Hamburgo

Abriré los compases como alitas de pollo, cepillaré los trajes

Me acodaré en la ventana infernal, desencajada como la boca de una boa

Y a mitad de la verbena, le sacaré la lengua a las estrellas


Seguiré el trazo verde del satélite con los guantes puestos

Copiando al cascarudo, treparé por las palabras para dar con el golfo de tu cuerpo

Haré alpinismo en el macizo del lenguaje para atracar en ti con las espuelas

Las aberturas de los volcanes se conectan con los armarios, ¿sabías?

Y apuesto también, que todos los hormigueros están bordados por dentro como encías


Veo la casulla enredada en la penumbra y sueño un mundo, por no rezar

Hasta cuando doy besos rábidos en mitad de la cadera, levo aletas

Probablemente todos los barcos han sucumbido en la misma celada topográfica

Que no hay más que ceniza del otro lado de la comba del océano, ¿oyes?

Que los planetas son timos, que los surtidores han sido acogotados por un loco

Así es: el mismísimo Apolo 11 está clavado en un agujero de bazofia... lo tapó la hiedra


Pero nadaré estilo mariposa hasta la carabela hundida, con el farol entre los dientes

He descifrado la venda de la momia y llevo jazmines gordos en el bolso

Espérame de botines blancos,

parada en la rayuela de la iglesia


Rafael Teicher [/TD][/TR][/TABLE]

<A

Bienvenido, amigo Rafael, esperemos que te sientas aquí, como en casa.
Te agradeceremos que no cuelgues tantos poemas de una vez.
En todo caso, de los colgados, algunos de ellos pasarán a la sala de espera.
Recibe un cordial saludo.

Ya, es bueno volver a este poema, es como principiar la selva y sonreir. Mira, ya a veces veo tus poemas como una baraja de mago, que te dice, elige una, y yo voy a hacerlo, la elijo, pero no al azar, contigo no hay azar, contigo son todas las caras blancas de un dado negro, y para que reine, como el astro en su casa, me llevo ésta, que es médula para mí : " Pero nadaré estilo mariposa hasta la carabela hundida, con el faro entre los dientes. "
Y el abrazo, admirado, como siempre.

Rafael,

un caleidoscpio surrealista nos presentas, como apertura hacia el subconsciente, con este poema

un abrazo..........Pilar

Qué felicidad leer tu comentario aquí

Somos cometas, pasamos como colas de pavo real por la esquina del parterre

Y nos agrada que los laureles se nos prendan al pelo, no por gloriosos sino por secretos

Muchas gracias por tu elección!

Rafael saluyda a su colega y amigo Pedro

Te agradezco tu comparación, me gustan esos artefactos realistas, lo surrealista es el mundo

Gracias por el elogio

Rafael

Ya van dos poemas que leo en tu estilo, debo confesar que no te conozco, y creo que no te conoceré, pero no hace falta, dejas al lector un poco maltrecho con tanta cosa.

Este poema por ejemplo, al comienzo me llevó a ese mundo Homérico con el que tanto imaginé de pequeño, sin quererlo me han llevado a recuerdos que se han quedado en la memoria de mis días. Luego con el cambio a la modernidad con la palabra "aliscafo", me atrajo rudamente a la realidad, sin dejar la imaginación de lado.

Magnifico manejo de palabras y tiempos.

Saludos

qué enorme descubrimiento este teicher, el sr teicher, el mago, el kamikaze

Amigo Macedonio, Teicher es extraordinario, yo tengo enlazado su blog en el mío, pero es un blog en el que no suele publicar poemas. En realidad, también hay que reconocer que no es fácil de comentar, precisamente por esa altura de sus trabajos, que impone bastante... y uno se retrae para no parecer demasiado imbécil si hace un comentario improcedente...

Ahora, si quieres leer algo también bueno de verdad, hay otro argentino que estuvo por aquí durante una breve temporada hace años, un tal Matute, que era la bomba, escribía unos poemas larguísimos y espectaculares... Búscalo si quieres, ya que te veo con afán arqueológico, es tremendo, magnífico, torrencial...

Un abrazo

Esteban

Es una constante herencia, como si todo anticipase su última respiración y se diese para inculcarse. En la herencia está la traslación pura y consciente, un oro anticipado. Se despierta y todo está vivo, está vivo para reanimarnos. Yo pienso que esto es como una iluminación en el sentido riguroso que el zen da a esta palabra. Como aquel que recién nombrado maestro, peregrinando, entra a un templo, y a la entrada deja sus zuecos y su paraguas. El maestro que regenta el templo le dice, dime, ¿dejaste tu paraguas a la izquierda o la derecha de los zuecos?. El maestro viajero duda, no sabe qué responder.
Así, en cada momento de este poema, los sentidos son una conciencia no servicial. Tienen rango de respuesta, son conscientes de sí mismos y de su reunión en cada movimiento.
Un placer y una fiesta para los sentidos. Recibe un abrazo.

va para arriba casi milagroso