Editorial Alaire

Quedaban sólo unos rescoldos de la lluvia,
veíamos a través de la luz
espectros de formas cambiantes,
otoños de otras épocas.

Porque así es el brillo de otros días,
cuando menos lo esperamos acaba
por devolvernos
monstruos que creíamos enterrados.

No podíamos sospechar entonces
qué sería de nosotros al día siguiente
en otra ciudad, en otros reflejos.

Viajeros en un tren, igual que sierpes,
las estaciones fueron pasando.

Como las noticias de los periódicos
aquella tormenta también pasó
y la luz nueva nos dejó a cada uno más lejos,
a cada uno más cerca de otras noches.

A solas con mis nieves,
huyendo de los últimos jardines,
junto ahora estos retales y pérdidas.

Una vez más escribo sobre luces y escombros
y atravieso las ruinas del papel
como en la madrugada siguen atravesándonos
aquellos rescoldos, estas cenizas.

El no saber que nos espera, y sentir que pasan los momentos, las cosas...
Y estamos en la misma estación, en busca de algo especial, hace que
divaguemos entre las cenizas.
Me encantó tu trabajo poético,.

En lugar de "luz nueva" creo que he leído sin querer luna nueva. Y la lluvia la he visto a través de vuestros ojos a través de la luz. Luego he empezado a marearme con el brillo de otros días, una copa brillante de vino y rosas. Y al final he visto claramente

A solas con mis nieves,
huyendo de los últimos jardines,

un lobo aquí. Eso sí, un lobo precioso. Una bestia blanca


Todo un viaje, hasta la próxima

(gober)

El poema es precioso, Enrique, ya desde la primera estrofa, nostálgico y muy evocador. Me ha encantado.

Un placer,

Carmen

P.D.: Hay un verso que no se si es por cuestión de ritmo o por qué que es el único que me desentona un poco en el todo el texto, pero igual es cosa mía:

junto ahora estos retales y pérdidas.

A mí me encanta tu presencia en mis letras, Lila: el comentario, el avatar, tu firma...

Muchas gracias por la visita. Un cordial saludo.

P.D.: edité el poema y, atendiendo a una sugerencia que recibí, modifique la estructura en estrofas.

Hola Enrique.
Sin lugar a dudas somos viajeros de un tren, amigo mío, el de la existencia, un tren sin vuelta.
Me gustó el poema. Un abrazo.
Mario.

El último poema que colgué por aquí hizo que me olvidara de éste...

Perdón por el retraso, Gober. Gracias por acompañarme en este viaje de lobo estepario.

Un cordial saludo.

Muy buen poema Enrique. Has bordado la melancolía del poema con imágenes novedosas y un lenguaje muy bien escogido.


Un saludo.

Siempre es un placer contar con tu presencia, Carmen. En cuanto a ese verso... lo pondremos en observación a ver si se nos ocurre algo más redondo.

Un cordial saludo.

En ese tren seguimos, amigo Mario. Me alegro que te gustara el poema.

Un fuerte abrazo.

Muchas gracias por el regalo de tu amable comentario, Juan.

Un cordial saludo.

El ayer retoma en tus versos, mi muy querido amigo, el tren de la soledad, de los deseos incumplidos, por los motivos que fueran, pero la tristeza de esos versos, que no caduca (la tristeza), viene de cuando no habían tantas nieves en tu alma. Sé lo que pienso y digo. Un excelente poema, que merece el DOn de la distinción.

Un gran abrazo.

José Manuel F. Febles

Otro abrazo muy fuerte para ti, José Manuel. Por lo que veo (y posiblemente para tu desgracia) eres experto en ese tipo de nieves.

Gracias por la visita y por tu magnánima evaluación de este poema.

enrique sanmol escribió:

Quedaban sólo unos rescoldos de la lluvia,
veíamos a través de la luz
espectros de formas cambiantes,
otoños de otras épocas.

Porque así es el brillo de otros días,
cuando menos lo esperamos acaba
por devolvernos
monstruos que creíamos enterrados.

No podíamos sospechar entonces
qué sería de nosotros al día siguiente
en otra ciudad, en otros reflejos.

Viajeros en un tren, igual que sierpes,
las estaciones fueron pasando.

Como las noticias de los periódicos
aquella tormenta también pasó
y la luz nueva nos dejó a cada uno más lejos,
a cada uno más cerca de otras noches.

A solas con mis nieves,
huyendo de los últimos jardines,
junto ahora estos retales y pérdidas.

Una vez más escribo sobre luces y escombros
y atravieso las ruinas del papel
como en la madrugada siguen atravesándonos
aquellos rescoldos, estas cenizas.

Tu poesìa siempre me llega Enrique, como una voz que desde dentro, me habla.
Un abrazo, Luna.-

enrique sanmol escribió:


A solas con mis nieves,
huyendo de los últimos jardines,
junto ahora estos retales y pérdidas.

Una vez más escribo sobre luces y escombros
y atravieso las ruinas del papel
como en la madrugada siguen atravesándonos
aquellos rescoldos, estas cenizas.

Excelente lo que me ha llegado, desde el inicio del poema, hasta este final perceverante, a pesar de todo. Porque, Enrique, seguimos volcandonos sobre luces y escombros, entre cenizas, pero seguimos.

Un fuerte abrazo


Spin