Editorial Alaire

Fantástico, Ferreiro.

Me encantó.

Unha aperta
Manuel

Siempre hay dos poemas. Uno, el que el poeta escribe, otro el que el lector recibe. Yo he recibido una descarga eléctrica al leer el tuyo.

¡Ídolo, arde fanático!

Sublime. No sé exactamente a qué ídolos te refieres, si a los religiosos o a cualquier otro de los muchos a los que los humanos nos sometemos, pero sea cual sea, este breve poema ha podido con todos.

Felicidades.

Un abrazo.

Ferreiro, tu poesia me sorprende, tu arte, tu forma de decir, el transfondo y la contundencia.
javier

Hola J. J.
Seguro que si esos ídolos saben leer se han consumido en su propio fuego al leer tu interesantísimo poema, amigo mío. Siempre se difruta con tu buen hacer. Un abrazo.
Mario.

Sí, inesorablemente el cuerpo avanza y nosostros con él, qué pena. Me gustaron tus versos
Un abrazo
Pilar

Yo creo que es imposible no crecer, cuando se leen a poetas como tú Ferreiro. Toda una lanza de verbo.


Mi admiración y mi abrazo siempr siempre.

Hola Ferreiro.
Un poema impresionante.
Todo un mundo concentrado en este poema esta vez más breve pero igual de intenso.
Mis felictaciones y un afectuoso abrazo

Joan

Creces en sutileza, amigo Ferreiro. Todo se hace leve y firme en tu escritura. La utilización de algunas aliteraciones refuerzan mucho la emotividad del discurso en la evocación de lo pronunciado. Un poema fenomenal. Enhorabuena.
Salud.

Gracias amigo Manuel por tan "estupenda· apertura. Celebro que te haya gustado.

Un abrazo.

El primer verso vale por todo un poema:

Un cuerpo avanza su transparencia hacia la sombra

El poema se inicia con la distancia de la tercera persona en las primeras estrofas para pasar al intimismo de la primera persona en las últimas. Interpreto esa transparencia como el tránsito imperceptible, sin dejar rastro o perdurabilidad alguna. Ese tránsito casi podría asimilarse entonces al no haber existido.

Me hiciste pensar (no sé si en la dirección correcta) y disfruté mucho el poema, viejo amigo. Muchas gracias y un fuerte abrazo.

Fantástico poema. Fondo lleno de sentimiento y forma muy trabajada (al menos eso creo).

Te felicito
Un beso
Ana

Juan Fionello escribió:Siempre hay dos poemas. Uno, el que el poeta escribe, otro el que el lector recibe. Yo he recibido una descarga eléctrica al leer el tuyo.

¡Ídolo, arde fanático!

Sublime. No sé exactamente a qué ídolos te refieres, si a los religiosos o a cualquier otro de los muchos a los que los humanos nos sometemos, pero sea cual sea, este breve poema ha podido con todos.

Felicidades.

Un abrazo.

El ídolo es tu propio cuerpo, amigo Juan. Gracias por pasar y disfrutar.

Un abrazo.

javierdicenzo80 escribió:Ferreiro, tu poesia me sorprende, tu arte, tu forma de decir, el transfondo y la contundencia.
javier

Gracias Javier, siempre es una grata noticia tu presencia en este sitio.

Un abrazo

Hola J. J.

Ser ídolo de uno mismo no es buena cosa, amigo mío. Y eso que eso es algo que ahora se lleva mucho, el culto al cuerpo nos hace estar más pendientes de nosotros mismos que de lo que pasa alrededor o lo que sentimos (o sienten), dentro.
Me gustó la fuerza del poema, compañero, y por cierto en:

Me retiro a la carne invadida de manos,
a su silencio encandecido
en la relámpago que nunca percibe
si ha llegado.

Supongo que aquí hay un error de tecleo, creo que quisiste decir:
en el relámpago que nunca percibe

A no ser que el verso tenga otro sentido, que podría ser.


Un fuerte abrazo.

Mario.