El Cordero Iluminado
Publicado: Mar, 12 Feb 2008 19:01
El Cordero Iluminado
Los robles podridos venían a caer en el fango como capas de la muerte, rodando como pensamientos ciegos, moliendo el sentido final de los perfumes
Dejándose
Olía a caballos ausentes, a luna que orina en el huevo, a mar tibio con agujas que lo miden
Las casas vacías estallaban cual golondrinas con un foco en el pecho, reventando para dar comienzo a las antorchas, gimiendo como vacas apareadas
Corría el viento desmelenado entre las garras de las rosas secas, tomando los tobillos de las causas lógicas, pelando hasta el húmero los tientos, matando a ciencias llenas
Femeninas sombras eran deshojadas del lomo del espejo negro y resopladas
Y un sonar de picos graves retumbaba como un cuerpo
Se oxidaba una carrocería entre los sauces, y llovía como llueve en una novela de Onetti, como cayendo piel de pájaros enfermos sobre el fuego, como en cáscaras sedientas, como a añicos y a cascotes sin mano
Indignamente tomabas el aire por la trompa y lo lanzabas hasta la entrepierna del tedio, bramabas sin consuelo como un dado, como un hacha que perdió la veta, como un paso milenario que se harta
Sabías que la desarticulación de las castas atenta contra la conetnida arquitectura del beso, sabías todas las cosas, eras la Biblia quemada por el llanto
A cinco jornadas de la piedra incierta que llegó del mundo, yacía el cadáver de un cordero iluminado
Rafael Teicher
Los robles podridos venían a caer en el fango como capas de la muerte, rodando como pensamientos ciegos, moliendo el sentido final de los perfumes
Dejándose
Olía a caballos ausentes, a luna que orina en el huevo, a mar tibio con agujas que lo miden
Las casas vacías estallaban cual golondrinas con un foco en el pecho, reventando para dar comienzo a las antorchas, gimiendo como vacas apareadas
Corría el viento desmelenado entre las garras de las rosas secas, tomando los tobillos de las causas lógicas, pelando hasta el húmero los tientos, matando a ciencias llenas
Femeninas sombras eran deshojadas del lomo del espejo negro y resopladas
Y un sonar de picos graves retumbaba como un cuerpo
Se oxidaba una carrocería entre los sauces, y llovía como llueve en una novela de Onetti, como cayendo piel de pájaros enfermos sobre el fuego, como en cáscaras sedientas, como a añicos y a cascotes sin mano
Indignamente tomabas el aire por la trompa y lo lanzabas hasta la entrepierna del tedio, bramabas sin consuelo como un dado, como un hacha que perdió la veta, como un paso milenario que se harta
Sabías que la desarticulación de las castas atenta contra la conetnida arquitectura del beso, sabías todas las cosas, eras la Biblia quemada por el llanto
A cinco jornadas de la piedra incierta que llegó del mundo, yacía el cadáver de un cordero iluminado
Rafael Teicher