Editorial Alaire

LOS MUERTOS.

Los muertos son los otros,
los amanecidos,
los que guardan el trigo y la miel en sus manos abiertas,
los que guardan el cielo, la noche,
en sus ojos siempre abiertos como las estrellas.

¿Por qué yo he venido hasta aquí,
descalzo, a no poder llorar mi vergüenza?

Si mis muertos son simples muertos.

Ellos mueren de viejo,
salen en las fotografías
abrazando a sus nietos.

No son como los otros muertos:

aquel desaparecido,
esa mujer,
ese niño.

Aquellos otros muertos;
los inmensos muertos del profundo fango
o de negros rios;

muertos violados,
olvidados por todo y todos,
llenos de otoño con los huesos fríos
como el plomo de una bala,
grises como el humo
del disparo en la mano que no tiembla.

Los muertos son los otros.

Ellos,
los pobres muertos.

No mis muertos felices.






02/02/2010

Muertos simples, muertos trágicos, muertos anónimos, muertos de la primera plana de los noticieros, muertos de otros y nuestros...

Original y curioso este poema, Gustavo. Un placer la lectura. Un cordial saludo.

Gustavo, el poema lo dice todo, no le quedó un hueco. Entre el sentido trágico de la muerte se especifica con mucha calidad en tu texto, la diferencia entre líneas. El tema es bastante difícil de tratar, pero lo lograste con creces.
Me encantó.
Felicitaciones, es un placer leerte.
Un beso enorme.

Me encantó el trato que le diste al tema. Un gusto leer estos versos
Abrazos
Pilar

Hola Gustavo.
Tu poema me ha dejado intrigado.
Me ha gustado y lo interpreto de forma reivindicativa hacia esos muertos anónimos que son poco llorados y pronto olvidados.

Me ha gustado mucho.

Un afectuoso abrazo

Joan

Un poema inmenso, Gustavo. Los muertos que se van sin despedida, con aros de luz entre los dedos..

Aplausos enormes , poeta!

Un beso grande,

Hallie

Grandes versos maestro, abrazos.

enrique sanmol escribió:Muertos simples, muertos trágicos, muertos anónimos, muertos de la primera plana de los noticieros, muertos de otros y nuestros...
Original y curioso este poema, Gustavo. Un placer la lectura. Un cordial saludo.

Un placer maestro saber que usted pasara por este poema. Un cordial saludo para usted desde Mendoza.

Gustavo Cavicchia escribió: LOS MUERTOS.

Los muertos son los otros,
los amanecidos,
los que guardan el trigo y la miel en sus manos abiertas,
los que guardan el cielo, la noche,
en sus ojos siempre abiertos como las estrellas.

¿Por qué yo he venido hasta aquí,
descalzo, a no poder llorar mi vergüenza?

Si mis muertos son simples muertos.

Ellos mueren de viejo,
salen en las fotografías
abrazando a sus nietos.

No son como los otros muertos:

aquel desaparecido,
esa mujer,
ese niño.

Aquellos otros muertos;
los inmensos muertos del profundo fango
o de negros rios;

muertos violados,
olvidados por todo y todos,
llenos de otoño con los huesos fríos
como el plomo de una bala,
grises como el humo
del disparo en la mano que no tiembla.

Los muertos son los otros.

Ellos,
los pobres muertos.

No mis muertos felices.






02/02/2010

Quienes mueren en las crueles manos de un delito fisico, o mental, o espiritual, contra ellos, victimizados, su sangre grita: dignidad!

Tu poema es mas que conmovedor, nos revela que la muerte tiene sus grados de dolor y de agravio.

Con admiracion y respeto,
ERA

Gustavo,

has escrito un poema excelente. Sí, no es lo mismo morir tranquilo, que morir de un modo cruel y sanguinario.

Un poema para reflexionar, comprometido con nuestro mundo que está cada vez más loco y acelerado.

Felicitaciones
Un abrazo
Ana

Un poema de reivindicación bello y bien tratado, un gusto leerte.
Saludos cordiales.

Un pensamiento hermoso y solidario, un poema educado y estupendo en mi opinión.
Gracias

Gustavo Cavicchia escribió: LOS MUERTOS.

Los muertos son los otros,
los amanecidos,
los que guardan el trigo y la miel en sus manos abiertas,
los que guardan el cielo, la noche,
en sus ojos siempre abiertos como las estrellas.

¿Por qué yo he venido hasta aquí,
descalzo, a no poder llorar mi vergüenza?

Si mis muertos son simples muertos.

Ellos mueren de viejo,
salen en las fotografías
abrazando a sus nietos.

No son como los otros muertos:

aquel desaparecido,
esa mujer,
ese niño.

Aquellos otros muertos;
los inmensos muertos del profundo fango
o de negros rios;

muertos violados,
olvidados por todo y todos,
llenos de otoño con los huesos fríos
como el plomo de una bala,
grises como el humo
del disparo en la mano que no tiembla.

Los muertos son los otros.

Ellos,
los pobres muertos.

No mis muertos felices.






02/02/2010

Tremendo poema, Gustavo! Siempre me gustó tu estilo, cada vez me gusta más.

Besos y felicitaciones.

Hermoso e interesante poema, un placer haberlo leído.
Saludos.