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SE LE TIÑEN DE OCRE LAS ENCÍAS
Publicado: Mié, 10 Mar 2010 18:53
por Ignacio Fajardo
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SE LE TIÑEN DE OCRE LAS ENCÍAS
Se le tiñen de ocre las encías
a la mujer protesta, la del cardado afable,
casi abuela, maternalmente
muerta, seminalmente indignada.
Se enverdece su piel casi a mordiscos
y se hace anfibia la lengua portavoz
de otras diez comisuras
para decir que no, que no confía
en el color azul de los ahogados
ni acariciará a sus hijos de cabellos crespos
exiliados, calladamente oscuros.
Se le infectan de miedo los temores
y no sabe,
no sabe que le crece dentro un tahalí
moreno, un carcaj dudoso y afilado,
la perfección del odio permanente,
un ojo aislado y tuerto,
un continente insulto
y alambrado como su esencia blanca
gotera y alambique
-pura mortaja con genes desvaídos-
del semental más flojo.
Se le hinchan de suspiros los collares
y pide compasión
por los negritos, tan monos cuando lejos, tan contentos
como los angelitos de Machín
soplando en las iglesias
-lástima que luego crecen-
con sus alas pegadas en el techo.
Le nace una emoción que tiene nombre
y no comprende ni la nombra
-pero ¿qué queréis si nadie se lo dice?-
...
re: SE LE TIÑEN DE OCRE LAS ENCÍAS
Publicado: Mié, 10 Mar 2010 21:53
por Ramón Ataz
Me alegro de poder ser el primero en dejar mi comentario. Me gusta mucho el sentido del ritmo de tu poesía, Ignacio, y este poema es otra buena muestra. Si se añade el uso preciso del lenguaje, y una acidez en el tratamiento del tema, el resultado es un conjunto espléndido que he disfrutado de verdad.
Enhorabuena y gracias por compartirlo.
Un abrazo.
re: SE LE TIÑEN DE OCRE LAS ENCÍAS
Publicado: Mié, 10 Mar 2010 22:03
por Pilar Morte
Veo este poema de los más fuertes que has escrito, pero sin perder la belleza de sus versos. Un placer
Abrazos
Pilar
Publicado: Mié, 10 Mar 2010 23:46
por carmen iglesia
Se le hinchan de suspiros los collares
y pide compasión
por los negritos, tan monos cuando lejos, tan contentos
como los angelitos de Machín
soplando en las iglesias
-lástima que luego crecen-
con sus alas pegadas en el techo.
Qué buen retrato...
Un beso,
Carmen
Publicado: Jue, 11 Mar 2010 13:48
por Daniela Miño
Ignacio, me dejé llevar para caer plenamente en la exquisitez de las metáforas, son una delicia. Me dejó la fotografía de algunos momentos.
Felicitaciones, ha sido un placer leerte.
Un beso enorme.
Publicado: Jue, 11 Mar 2010 14:26
por Javier Dicenzo
Muy original este poema, me preguntaba a que genero de poesia pertenese.
javier
A Juan Fionello
Publicado: Vie, 12 Mar 2010 3:21
por Ignacio Fajardo
Muchas gracias Juan por tu lectura y tu comentario tan generoso.
Un abrazo.
A Pilar Morte
Publicado: Sab, 13 Mar 2010 2:02
por Ignacio Fajardo
Gracias Pilar por tu cumplido comentario. No suelo enzarzarme mucho con estos temas porque es difícil mantener un equilibrio entre lo puramente poético y la denuncia. Pero en ocasiones lo intento.
Un beso con cariño.
A Carmen Iglesia
Publicado: Dom, 14 Mar 2010 20:38
por Ignacio Fajardo
Gracias Carmen, siempre me alegra ver tu huella entre mis versos, y más si te han gustado.
Un beso con cariño.
re: SE LE TIÑEN DE OCRE LAS ENCÍAS
Publicado: Dom, 14 Mar 2010 20:43
por Mario Martínez
Hola Ignacio.
Un poema de denuncia, pero sin perder ese sentido que imprimes a todo cuanto escribes, el magnifico rítmo con que enlazas tus versos y el amplio lenguaje que acostumbras a emplear.
Un muy buen poema, amigo mío. Abrazos.
Mario.
re: SE LE TIÑEN DE OCRE LAS ENCÍAS
Publicado: Dom, 14 Mar 2010 20:57
por Liz Barrio
Desde la primera estrofa, el poema atrapa. Está magistralmente escrito.
Saludos poeta,
Re: SE LE TIÑEN DE OCRE LAS ENCÍAS
Publicado: Dom, 14 Mar 2010 22:45
por Manuel M. Barcia
Ignacio Fajardo escribió:
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SE LE TIÑEN DE OCRE LAS ENCÍAS
Se le tiñen de ocre las encías
a la mujer protesta, la del cardado afable,
casi abuela, maternalmente
muerta, seminalmente indignada.
Se enverdece su piel casi a mordiscos
y se hace anfibia la lengua portavoz
de otras diez comisuras
para decir que no, que no confía
en el color azul de los ahogados
ni acariciará a sus hijos de cabellos crespos
exiliados, calladamente oscuros.
Se le infectan de miedo los temores
y no sabe,
no sabe que le crece dentro un tahalí
moreno, un carcaj dudoso y afilado,
la perfección del odio permanente,
un ojo aislado y tuerto,
un continente insulto
y alambrado como su esencia blanca
gotera y alambique
-pura mortaja con genes desvaídos-
del semental más flojo.
Se le hinchan de suspiros los collares
y pide compasión
por los negritos, tan monos cuando lejos, tan contentos
como los angelitos de Machín
soplando en las iglesias
-lástima que luego crecen-
con sus alas pegadas en el techo.
Le nace una emoción que tiene nombre
y no comprende ni la nombra
-pero ¿qué queréis si nadie se lo dice?-
...
Para enmarcar, Ignacio. No tiene desperdicio.
Enorme tu inspiración.
Un abrazo
Manuel
A Daniela Miño
Publicado: Lun, 15 Mar 2010 21:39
por Ignacio Fajardo
Gracias Daniela por tu grato comentario. Supongo que todos conocemos gente así, pues son muchos y muchas.
Un beso con cariño.