Editorial Alaire

SIRENA

Enhiesto el mástil de tu velero,
Vas en bonancible marea, desde recóndito piélago.
Te espera aquella hermosa dama,

Poseedora de una voz, que es artífice
De funesta, sensual obsesión en ti,
Hechizo indeleble.

Roto todos los hastíos, es lumbre
En tu mente enardecida. La imaginas con encajes
Que engalanan su incitante figura,

Con randas de espumas.
Mientras ella sentada en una roca,
Testa de monstruosidad marina,

Juguetea con las olas,
Que se comban para acariciar aquella cola,
Envidia del más poderoso escualo.

Blasonado de la más noble estirpe,
Cruzas terribles tempestades.
Celosos los cielos, te desafían,

Por querer alcanzar a tan deseada doncella
De los Mares. Pero ningún embate,
Evitó que a nefastas orillas llegases.

Aquellas malditas costas,
De afrodisíacos paisajes. Cuan valiente enamorado,
Te lanzaste de tu barco,

Para que un siniestro ósculo bañara tu piel.
Mas fue un fatal beso, el que te regaló, arrastrándote,
A las profundidades de su Reino.

Hermoso poema de un Ulises moderno y aunque el del mito consiguió salvarse del canto de las sirenas, otros marinos no tuvieron la misma suerte. Sucumbir a ese canto era encontrar la muerte.

Me gustó leerte. Un beso

Excelente descripción de un mito que Virgilio consiguó elevar al rango poético.

Ah, la princesa oscura! Leerte es entrar a un mundo en que el aire es líquido, y el cielo infierno, Jess. Atrapas.

Un beso, princesa.