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Las Casas de Buenos Aires

Publicado: Lun, 11 Feb 2008 19:31
por Rafael Teicher
Las Casas de Buenos Aires



Cuando duermes en una casona en Buenos Aires te vuelves húmedo como un beso, hueles a sombrero en todo el cuerpo



Todas las casas de Buenos Aires tienen escaleras que dan vueltas como echarpes, siguen el rastro de los dados del demonio para estirarse, crecen como niños bobos hasta tocar el cielo con los brazos



Las casas de Buenos Aires son mujeres que vienen de Montevideo huyendo de la espesura de la noche, y llegan en los autos



Al frente de los caserones de Buenos Aires hay farolas negras que se menean como gitanas, hay brillo de babosas en el pasto



Los muros laterales son del color del jabón, con pisadas verticales de astros decadentes, planificadas por el entrevero de los mirlos, esquinadas como ojos



Los sapos hacen corro alrededor de la cintura de la planta baja de las casas, graban con la lengua símbolos masónicos en las claraboyas destrabadas, y perfiles de rosa en los cerrojos



Dicen que en estas mansiones se conserva el cuerpo del silencio en una caja, dicen que los espejos son pesados como estrellas, que hay huesos que refulgen como perlas junto a las ventanas, o de rodillas en los charcos



Los vestíbulos de las casas de Buenos Aires están embaldosados de modo irregular, hay lluvia colada en las huellas de los pájaros



Generalmente las hamacas de hierro se bambolean al anochecer y los duraznos se abren como pelucas o como piernas blancas en el centro de las casas de los barrios altos



Las risas chillan como grandes pavos sin reino, vibran las paredes como vestidos muertos, se vuelve brillantina el recuerdo de las manos, la madera de las balaustradas reclama el destino de los báculos



Las calesitas de los patios están llenas de lenguas de gato y de jazmines que se arrastran como llantos



El vacío de los aullidos camina por estas casas llevando las botas en el puño para no incomodar a los fantasmas, ladran las bolsas en los sótanos cerrados



Si te encargan pintar a la témpera una casa porteña, has de utilizar sólo amarillo, y ceniza de fósforos para las tejas o aliento de tabaco



Las niñas saltan a la cuerda los días de viento y las criadas sacuden las alfombras cuando gimen las ruedas cansinas de los carros



Las casonas de Buenos Aires nunca han sido habitadas por los hombres, son más bien ensayos matemáticos, protestas, cápsulas en clave que triunfan sobre el humo, que atraviesan vengativas la advertencia de las horas



En algunos naipes europeos los enanos han dibujado ciertas puertas de estas casas milenarias, son arcos con escudos diminutos, lanzas en cruz como los golpes, filigrana interna de la caja de Pandora



Eso es lo que son las casas porteñas, manchas de dinero en la yema, hedor del diario cuando escampa, betún del féretro que cae al fango con las manijas abiertas y cantando



Yo sueño que los títeres tienen sus conciliábulos terribles en los pasillos de estas casas de dos plantas pergeñadas contra el mármol



Si me pides que te acompañe hasta el aljibe del jardín de una de ellas, me vestiré de fiesta con una capa de canutillos, y llevaré botellas



Al ocaso, siempre hay un cirio tambaleante entre los árboles, el rumor del tráfico declina, se escucha el soplido de las balas sin dueño, baten los plumones, caen los cálculos en vasos de cristal como los pensamientos de una reina



Los vidrios son más gruesos dentro de las casas de Buenos Aires, todo lo que tocas suena como las teclas, misteriosamente encuentras albahaca en tus bolsillos, te mareas como frente a un paso de caballos, entras en la niebla



He visto a niños trepar las casas porteñas como monos y enarbolar banderas negras



Los mayordomos de los caserones de Buenos Aires no usan calcetines y se los identifica por las sortijas plateadas, las damas de la cocina llevan ciruelas podridas a las mesas



Si te paras en el comedor de una mansión porteña a mediodía puedes observar que te circundan cinco sombras giratorias como cinco brujas viejas



Las hormigas cruzan los senderos que suben a las casas como latigazos lentos dados por madonas, se oye el lamento de una soprano enfurecida



No sé por qué creo que todas las casas de Buenos Aires caben en la concavidad de un contrabajo, que son plegables como poliedros escolares, que son restos extraídos de los ojos de un loco



No sé por qué me creo que existen o que tienen ahorcados pendiendo en los nogales sarmentosos



No sé por qué las amo tanto que me duele la garganta solo de escribir sus nombres



Rafael Teicher

Publicado: Mar, 12 Feb 2008 8:29
por Rafel Calle
Bienvenido, Amigo Rafael, esperemos que te sientas bien entre nosotros.
Recibe un cordial saludo.

re: Las Casas de Buenos Aires

Publicado: Mar, 12 Feb 2008 18:50
por Rafael Teicher
Te agradezco tu saludo Rafel

me agradan los ámbitos hechos de textos!

Gracias

Rafael

Publicado: Mar, 15 Abr 2008 0:51
por Lourdes Spin
*


Bueno, ya lo habîa leîdo y creo que, en un comentario que le hice a uno de tus poemas, hablé de este. No me quejo,no, me siento muy contenta de haberlo leîdo nuevamente, gracias sinceras. Solo espero verte siempre.

cordiales saludos

Spin

Gracias Rafel

Publicado: Mar, 15 Abr 2008 19:32
por Rafael Teicher
Agradezco tu salutación, es bello igresar en jardines nuevos, siempre

Rafael

Gracias Spin

Publicado: Mar, 15 Abr 2008 19:33
por Rafael Teicher
Me alegra que te guste de nuevo!

Gracias

Rafael

re: Las Casas de Buenos Aires

Publicado: Mar, 15 Abr 2008 22:20
por Sara Castelar Lorca
Rafael, otro texto cargado y cargado de bellísimas imágenes que demuestran una gran calidad, éste me parece que se acerca más a la prosa poética, pero en todo caso, una preciosidad.
No me quiero ir sin destacar algunas cosas que me han encantado:


Dicen que en estas mansiones se conserva el cuerpo del silencio en una caja, dicen que los espejos son pesados como estrellas, que hay huesos que refulgen como perlas junto a las ventanas, o de rodillas en los charcos
.......

Las hormigas cruzan los senderos que suben a las casas como latigazos lentos dados por madonas, se oye el lamento de una soprano enfurecida


Es realmente maravilloso que alguien describa así las cosas, estoy segura que si éto lo leyera la gente como leen esas novelas tan mimadas por el marketing y la publicidad, todo lo que nos rodea nos parecería inmensamente más hermoso.

Un placer leerte

Sara

re: Las Casas de Buenos Aires Sara

Publicado: Mié, 16 Abr 2008 17:08
por Rafael Teicher
Gracias Sara, sos muy dulce para comentar, los versículos que señalas me gustan también mucho

Muchas Gracias

Muy a gusto

Rafael

Publicado: Mar, 13 Ago 2013 21:49
por Hallie Hernández Alfaro
Tesoro de la Biblioteca Alaire.

re: Las Casas de Buenos Aires

Publicado: Mié, 14 Ago 2013 1:38
por Macedonio Tracel
no sé donde estará Rafael, si es niño, adulto o goza de una vetustez que se frena si no le gustan las alcantarillas, sus poemas parecen escritos durante años, son desde todos lados rebozados con lo se encontró cada vez. para mí ha quedado sin edad, un aristócrata de la poesía.

Publicado: Vie, 17 Abr 2015 0:51
por Macedonio Tracel
me repito en el gusto por el producto de este talentoso

re: Las Casas de Buenos Aires

Publicado: Vie, 17 Abr 2015 1:52
por Ricardo Serna G
Rafael


me encantó tu poema, querido amigo

un abrazo fuerte

Re: Las Casas de Buenos Aires

Publicado: Vie, 06 Nov 2020 6:27
por Rafel Calle
Grandes obras de Rafael Teicher, en Alaire.

Re: Las Casas de Buenos Aires

Publicado: Vie, 06 Nov 2020 16:10
por Luis M
Hermoso texto poético. Buen rescate de Rafel.

Re: Las Casas de Buenos Aires

Publicado: Dom, 08 Nov 2020 16:51
por E. R. Aristy
Rafael Teicher escribió:Las Casas de Buenos Aires



Cuando duermes en una casona en Buenos Aires te vuelves húmedo como un beso, hueles a sombrero en todo el cuerpo



Todas las casas de Buenos Aires tienen escaleras que dan vueltas como echarpes, siguen el rastro de los dados del demonio para estirarse, crecen como niños bobos hasta tocar el cielo con los brazos



Las casas de Buenos Aires son mujeres que vienen de Montevideo huyendo de la espesura de la noche, y llegan en los autos



Al frente de los caserones de Buenos Aires hay farolas negras que se menean como gitanas, hay brillo de babosas en el pasto



Los muros laterales son del color del jabón, con pisadas verticales de astros decadentes, planificadas por el entrevero de los mirlos, esquinadas como ojos



Los sapos hacen corro alrededor de la cintura de la planta baja de las casas, graban con la lengua símbolos masónicos en las claraboyas destrabadas, y perfiles de rosa en los cerrojos



Dicen que en estas mansiones se conserva el cuerpo del silencio en una caja, dicen que los espejos son pesados como estrellas, que hay huesos que refulgen como perlas junto a las ventanas, o de rodillas en los charcos



Los vestíbulos de las casas de Buenos Aires están embaldosados de modo irregular, hay lluvia colada en las huellas de los pájaros



Generalmente las hamacas de hierro se bambolean al anochecer y los duraznos se abren como pelucas o como piernas blancas en el centro de las casas de los barrios altos



Las risas chillan como grandes pavos sin reino, vibran las paredes como vestidos muertos, se vuelve brillantina el recuerdo de las manos, la madera de las balaustradas reclama el destino de los báculos



Las calesitas de los patios están llenas de lenguas de gato y de jazmines que se arrastran como llantos



El vacío de los aullidos camina por estas casas llevando las botas en el puño para no incomodar a los fantasmas, ladran las bolsas en los sótanos cerrados



Si te encargan pintar a la témpera una casa porteña, has de utilizar sólo amarillo, y ceniza de fósforos para las tejas o aliento de tabaco



Las niñas saltan a la cuerda los días de viento y las criadas sacuden las alfombras cuando gimen las ruedas cansinas de los carros



Las casonas de Buenos Aires nunca han sido habitadas por los hombres, son más bien ensayos matemáticos, protestas, cápsulas en clave que triunfan sobre el humo, que atraviesan vengativas la advertencia de las horas



En algunos naipes europeos los enanos han dibujado ciertas puertas de estas casas milenarias, son arcos con escudos diminutos, lanzas en cruz como los golpes, filigrana interna de la caja de Pandora



Eso es lo que son las casas porteñas, manchas de dinero en la yema, hedor del diario cuando escampa, betún del féretro que cae al fango con las manijas abiertas y cantando



Yo sueño que los títeres tienen sus conciliábulos terribles en los pasillos de estas casas de dos plantas pergeñadas contra el mármol



Si me pides que te acompañe hasta el aljibe del jardín de una de ellas, me vestiré de fiesta con una capa de canutillos, y llevaré botellas



Al ocaso, siempre hay un cirio tambaleante entre los árboles, el rumor del tráfico declina, se escucha el soplido de las balas sin dueño, baten los plumones, caen los cálculos en vasos de cristal como los pensamientos de una reina



Los vidrios son más gruesos dentro de las casas de Buenos Aires, todo lo que tocas suena como las teclas, misteriosamente encuentras albahaca en tus bolsillos, te mareas como frente a un paso de caballos, entras en la niebla



He visto a niños trepar las casas porteñas como monos y enarbolar banderas negras



Los mayordomos de los caserones de Buenos Aires no usan calcetines y se los identifica por las sortijas plateadas, las damas de la cocina llevan ciruelas podridas a las mesas



Si te paras en el comedor de una mansión porteña a mediodía puedes observar que te circundan cinco sombras giratorias como cinco brujas viejas



Las hormigas cruzan los senderos que suben a las casas como latigazos lentos dados por madonas, se oye el lamento de una soprano enfurecida



No sé por qué creo que todas las casas de Buenos Aires caben en la concavidad de un contrabajo, que son plegables como poliedros escolares, que son restos extraídos de los ojos de un loco



No sé por qué me creo que existen o que tienen ahorcados pendiendo en los nogales sarmentosos



No sé por qué las amo tanto que me duele la garganta solo de escribir sus nombres



Rafael Teicher



WOW! Teicher dondequiera que te encuentres ojala sea escribiendo mas sobre Argentina. Creo que en ningún otro lenguaje se pudiera decir tanto. Mi admiracion, ERA