Editorial Alaire

Llovía
despacito, como la noche aquella en la que se desvaneció el silencio, ¿recuerdas?

Sí, llovía, despacito.

Entre las hojas del almendro jugaba la luz
en el suelo los recuerdos se mezclaban con el agua
se marchaban juntos por las calles vacías de tiempo
todo corría hacía el vientre submarino del olvido.

Era frío el viento de la montaña
pero en el fuego el chocolate hervía
la cocina se llenaba del olor a pan recién hecho
a barro crudo, a azúcar morena, a lluvia a destiempo,
a sal de mar, a besos estelares, olía a todo... menos a olvido.

Llovía
despacito, como esa noche que ahora mismo no recuerdas, en la que solo entre tu y yo solo existe el silencio.

Sí, llovía, despacito.

Entre tus manos marchitas de tiempo juega aun el fuego
en el suelo, los recuerdos han perdido rastro y sentido
en tus ojos que son los mismos de aquella noche, ya no me reflejo
sin embargo, aun me quedo junto a ti, y a tu taza de chocolate caliente.

Llueve
y me inundo yo por dentro.

Hermoso y lírico poema que acabo de leer desde tu propio País, donde resido hace ya hace algún tiempo. Te felicito y te envío un gran abrazo.

José Manuel F. Febles

Genial, Bismark. Un poema intimista precioso.

Felicidades
Un beso
Ana

Recuerdos que corren ante nosotros, puros y transparentes como agua de montaña.

Un abrazo.

Hola Bismark.

El escenario de la lluvia, la palabra "despacito" que le da un aire cariñoso, tierno y toda esa nostalgía de tus versos se conjugan a la perfección para configurar un poema bellisimo.
Me he sentido identificado con el "yo" del poema.
Muy, muy bueno.

Un afectuoso abrazo

Joan
Joan