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Hierba
Publicado: Jue, 11 Feb 2010 15:48
por Antonio Justel
I
- Vi y oí perfectamente cómo le dijo mi hermano Luchino a mi hermano Popo, poniéndose de rodillas delante de él – “Anda, coge el picachón y escáchame la cabeza, que madre se está muriendo y no quiero ver”.
Y Popo, cogiendo el picachón, lo levantó con toda su alma y, a tres pasos de donde yo me encontraba con mi madre a punto de expirar, lo bajó con su fuerza descomunal y le abrió a Luchino la cabeza a la mitad.
II
Éste fue en realidad el primer día cierto de mi vida, justo cuando pude levantar los ojos para, a través de los cristales agrietados y rotos de la ventana, entrarme por ellos como esquirlas vivas los sesos y la sangre de mi hermano; no, no pude gritar, pero sí arañarme y desollarme los dorsos de las manos porque allí mismo, en el exiguo corral de mi casa, de entre el abono, la miseria y piedras negras impregnadas de toda clase de orines y pudrimientos, acaecía de repente el horror humano más brutal y descarnado que cualquiera pudiera imaginar, impregnando el ambiente con una carga de tragedia desolada y pura, completamente aciaga, imprevista y escalofriante.
Recuerdo bien que era al anochecer y que llovía con una lluvia fina y pertinaz bajo un frío intenso. Aquel breve ínterin quedó grabado para siempre en mi cerebro con todos sus detalles mediante una impresión profunda y acaso desmedida. Luchino había quedado despatarrado sobre el abono y el barro, y desde las canales y los aleros desvencijados del tejado, sobre la cabeza de Popo caían lengüetazos de agua-nieve revueltos con restos de hojas secas y cuajarones de hielo.
Y si afirmo que este instante constituyó el primer día cierto de mi vida, afirmo que también hizo de último, pues vi que un sinfín de cosas lo eran por última vez porque todo se iba, se retorcía, se reagrupaba sobre sí mismo y se marchaba deprisa como hacia el cielo y por encima de los tejados, y como si al hacerlo se diluyera para enseguida difuminarse por entre el claro del aire y perderse definitivamente tras el humo de las chimeneas; y puedo decir y asegurar por tanto que vi, que vi con nitidez huir y desaparecer sin dejar rastro alguno no sólo lo que siempre había visto y tenido por cierto e imperecedero, sino que además lo hizo sin que yo pudiera detenerlo ni con las manos ni con la voluntad. Yo no sabía en aquel instante por qué era aquello ni cómo sucedía, por qué las piedras, el verdín y musgo de muros y paredes, lo mismo que la edad y el conocimiento, se fundían sobre sí mismos y ya no lograba dar con ellos, pues cada cosa había perdido o estaba perdiendo de pronto la consistencia de formas, trastocando sus significados, sus posibilidades y colores, por lo que inmediatamente después ignoraba si todo ello estaría lejos de mí o cerca, si lo duro de siempre se habría caído por completo o si por el contrario, aun siendo intangible seguiría en su sitio, rígido y sosteniendo los cimientos y ataduras del mundo como hasta entonces había sido. De cualquier forma, de mis conceptos y percepciones anteriores se había escapado por completo todo. Por tanto, en el intramundo de ese enloquecido desaparecer y desaparecer ni siquiera sabía entonces qué era o en qué podría consistir la oscuridad, desconociendo por tanto acerca de las leznas con que sería capaz de agujerear el corazón de las personas, como asimismo lo tocante a no haberme parado jamás, nunca, a observar el poder que por sí mismo tenía de bajar lo alto hacia lo bajo y lo bajo emerger hacia lo alto, o sus habilidades respectivas para fundir y diluir lo más insospechado, atraparlo, envolverlo en nada como si fuera eco y convertirlo en otra nada exacta, tal y como si por los siglos de los siglos, y de ninguna manera, hubieran venido alguna vez a la existencia concreta, y ya fuese así su presencia así, y ya, con sus propias dimensiones. Ello ocurría cuando justo yo tenía 13 años, Luchino 14 y 15 Popo.
http://www.oriondepanthoseas.com
Publicado: Jue, 11 Feb 2010 20:28
por Hallie Hernández Alfaro
Toda la fuerza narrativa conjugada en tu voz, Antonio! El hilo de la historia se llena de abismos y certezas, de la indivisibilidad de los sucesos pregnados de simbología que huelen a Hierba fresca como si la lleváramos hoy en las manos. Cortar el pasado con el cuchillo filoso de la memoria, servir su trigo en mesa de roble, con luces de madre. Ellas que no mueren, las ciénagas que no podemos vislumbrar, el granero sin tinieblas, los hermanos que se ahogan en lágrimas, un poeta eterno que cicatriza en los pergaminos de la otredad...
Tanto siempre de tu mano, Antonio, que sólo puedo agradecerte la implosión de tu arte.
Abrazos.
Hallie
Publicado: Vie, 12 Feb 2010 1:01
por Antonio Justel
... Hallie, tú lo haces mucho mejor; Orión (y no repliques)
re: Hierba
Publicado: Vie, 12 Feb 2010 11:57
por Mario Martínez
Una Historia triste, Orión, pero con mucha fuerza y bien narrada.
Mi aplauso y un abrazo.
Mario.
Publicado: Vie, 12 Feb 2010 22:35
por Antonio Justel
... hola, Mario, sí, hay argumentos verdaderamente duros con que escribimos; gracias, amigo poracercarte a este relato; un saludo; Orión
Publicado: Mar, 19 Abr 2011 10:12
por E. R. Aristy
trauma, doble tragedia, desgarradoras escenas casi imposibles de verbalizar. Tu logras trasmitir el impacto de esa experiencia traumatica causante de los mas grandes cambios
" si afirmo que este instante constituyó el primer día cierto de mi vida, afirmo que también hizo de último, pues vi que un sinfín de cosas lo eran por última vez porque todo se iba, se retorcía, se reagrupaba sobre sí mismo y se marchaba deprisa como hacia el cielo y por encima de los tejados, y como si al hacerlo se diluyera para enseguida difuminarse por entre el claro del aire y perderse definitivamente tras el humo de las chimeneas; y puedo decir y asegurar por tanto que vi, que vi con nitidez huir y desaparecer sin dejar rastro alguno no sólo lo que siempre había visto y tenido por cierto e imperecedero, sino que además lo hizo sin que yo pudiera detenerlo ni con las manos ni con la voluntad. Yo no sabía en aquel instante por qué era aquello ni cómo sucedía, por qué las piedras, el verdín y musgo de muros y paredes, lo mismo que la edad y el conocimiento, se fundían sobre sí mismos y ya no lograba dar con ellos, pues cada cosa había perdido o estaba perdiendo de pronto la consistencia de formas, trastocando sus significados, sus posibilidades y colores, por lo que inmediatamente después ignoraba si todo ello estaría lejos de mí o cerca, si lo duro de siempre se habría caído por completo o si por el contrario, aun siendo intangible seguiría en su sitio, rígido y sosteniendo los cimientos y ataduras del mundo como hasta entonces había sido"
Un placer leerte, Antonio.
ERA
Publicado: Mar, 19 Abr 2011 13:26
por Maria Pilar Gonzalo
Desde las primeras lineas, identifiqué el estilo inconfundible del maestro.
Gracias de nuevo por un relato que rezuma vida.
Hierba
Publicado: Mar, 19 Abr 2011 16:38
por Antonio Justel
E. R. Aristy escribió:trauma, doble tragedia, desgarradoras escenas casi imposibles de verbalizar. Tu logras trasmitir el impacto de esa experiencia traumatica causante de los mas grandes cambios
" si afirmo que este instante constituyó el primer día cierto de mi vida, afirmo que también hizo de último, pues vi que un sinfín de cosas lo eran por última vez porque todo se iba, se retorcía, se reagrupaba sobre sí mismo y se marchaba deprisa como hacia el cielo y por encima de los tejados, y como si al hacerlo se diluyera para enseguida difuminarse por entre el claro del aire y perderse definitivamente tras el humo de las chimeneas; y puedo decir y asegurar por tanto que vi, que vi con nitidez huir y desaparecer sin dejar rastro alguno no sólo lo que siempre había visto y tenido por cierto e imperecedero, sino que además lo hizo sin que yo pudiera detenerlo ni con las manos ni con la voluntad. Yo no sabía en aquel instante por qué era aquello ni cómo sucedía, por qué las piedras, el verdín y musgo de muros y paredes, lo mismo que la edad y el conocimiento, se fundían sobre sí mismos y ya no lograba dar con ellos, pues cada cosa había perdido o estaba perdiendo de pronto la consistencia de formas, trastocando sus significados, sus posibilidades y colores, por lo que inmediatamente después ignoraba si todo ello estaría lejos de mí o cerca, si lo duro de siempre se habría caído por completo o si por el contrario, aun siendo intangible seguiría en su sitio, rígido y sosteniendo los cimientos y ataduras del mundo como hasta entonces había sido"
Un placer leerte, Antonio.
ERA
... E.R. Arysti, muy agradecido por acercarte y dejar lindas palabras; un abrazo cordial; Orión
Hierba
Publicado: Mar, 19 Abr 2011 16:40
por Antonio Justel
Maria Pilar Gonzalo escribió:Desde las primeras lineas, identifiqué el estilo inconfundible del maestro.
Gracias de nuevo por un relato que rezuma vida.
... María Pilar, ciertamente eres muy amable, muy gentil conmigo, amiga; te agradezco el detalle; mi afecto para ti; Orión
Publicado: Jue, 19 Sep 2013 7:24
por Hallie Hernández Alfaro
Arriba la excelencia!
Re: Hierba
Publicado: Jue, 19 Sep 2013 10:09
por Alfonso Alfaro
Extraordinario. Un deleite pasar a leerte, Antonio.
Aplausos a tu obra.
Re: Hierba
Publicado: Jue, 19 Sep 2013 11:20
por Antonio Justel
Alfonso Alfaro escribió:Extraordinario. Un deleite pasar a leerte, Antonio.
Aplausos a tu obra.
... bienvenido, Alfonso a este humilde pero precioso círculo depoesía y amistad; mi obra, estimado, es una miguita de mi mirada al mundo, por tanto es y será muy, muy limitada; te agradezco, cómo no, tus lindas palabras; recibe tú mi saludo cordial; Orión
Publicado: Mar, 24 Sep 2013 12:28
por Carlos Justino Caballero
Antonio Justel, Atractivo tu relato que he seguido en el placer de su lectura. Con afecto, Orión.
Hierba
Publicado: Mar, 24 Sep 2013 21:42
por Antonio Justel
Carlos Justino Caballero escribió:Antonio Justel, Atractivo tu relato que he seguido en el placer de su lectura. Con afecto, Orión.
... hola, Carlos Justino, estimado compañero y amigo; pocoes lo que yo puedo ofrecer, pero ya es un buen jornal saber que estáis por aquí los amigos, da alegría; salud; Orión