Editorial Alaire

Hubo un grupo de poetas farmacodependientes a los que gustaba alardear de su vocación suicida. Llenaban cuartillas de versos macilentos para vanagloriarse de su radical postura. En las tertulias declamaban su ditirámbica minusvalía con rimbombante parafernalia. Cierto día se acercó un escuálido estudiante de ciencias de la comunicación muy adicto a las anfetaminas. De inmediato se sintió seducido por aquella irreverente postura ante la vida. Un pacto hizo de camaradería mortal con los suicidas. Se marchó a la casa de sus padres y revolvió cajones hasta encontrar el revólver de su progenitor. Volvió con los suicidas y les llamó cobardes. Dijo que su poesía nada valía, que no contenía una pizca de verdades, porque aterrorizados huyeron del cañón de aquella arma. Se encerró en el cuarto siete del Hotel Alameda y se voló los sesos. Los poetas suicidas jamás volvieron a hablarse de la muerte. En silencio guardaron su hipócrita osadía.

Antonio, me costó salir ilesa de tu relato! Vas creando una atmósfera inclemente para la adrenalina y las líneas finales contienen un remate de pronóstico reservado, eh!

Aplausos enormes y muchísimas felicitaciones, amigo poeta.

Hallie

Hallie Hernández Alfaro escribió:Antonio, me costó salir ilesa de tu relato! Vas creando una atmósfera inclemente para la adrenalina y las líneas finales contienen un remate de pronóstico reservado, eh!

Aplausos enormes y muchísimas felicitaciones, amigo poeta.

Hallie

Estimada Hallie:

Desafortunadamente este brevísimo relato describe con toda su crudeza un acontecimiento funesto de la soberbia. En fin, conocí a unos y al otro.

Saludos.

Hola Antonio.
La vida está para vivirla, amigo mío, los personajes de tu relato no querían hacerlo ¿eran cobardes por ello? No lo sé hay tantas clases de cobardías como de valentías.
Un placer leerte. Abrazos.
Mario.

Mario Martínez escribió:Hola Antonio.
La vida está para vivirla, amigo mío, los personajes de tu relato no querían hacerlo ¿eran cobardes por ello? No lo sé hay tantas clases de cobardías como de valentías.
Un placer leerte. Abrazos.
Mario.

Estimado Mario Martínez: La crítica de la realidad es la más feroz y radical. El snobismo que cuestiona el acontecimiento, la pose de pretender fusionar vida y verdad literaria, es el eje del hecho en sí, por ello es destacable. Nada más. Literatura no es vida, es artificio, y si se pretende que ésta objetive un contenido de verdad respecto a la vida, entonces, para serlo, debe expresar una congruencia interna entre conciencia y ser. Deben ser una y la misma cuestión. Imáginate lo que hubiera sido del cristianismo sin el juicio ilegal de Jesús y su postrer asesinato impune. Si a la hora de la verdad Jesús se hubiera acobardado y huido de la persecución política a la que lo sometió el Sanedrín, pues simplemente no habría cristianismo alguno de qué hablar.