Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:Contemplo un equipaje que vela las esperas,
el viaje del otoño
que recorre paisajes detenidos,
la valija que guarda la lluvia en las raíces
y levanta el tallo al sol de los deseos.

Juan Fionello escribió:

Pilar Morte escribió:Contemplo un equipaje que vela las esperas,
el viaje del otoño
que recorre paisajes detenidos,
la valija que guarda la lluvia en las raíces
y levanta el tallo al sol de los deseos.

Aunque todo el poema es evocador y precioso, este comienzo que plantea perfectamente el tema del que hablas es especialmente poderoso. En ciertos momentos la vida parece que se pone en marcha dejando atrás el pasado. Es un bello poema, Pilar.

Un abrazo.

Daniela Miño escribió:Los trenes siempre me dan nostalgia, atravesando de lado a lado la ciudad, rompiendo la noche..
Tu poema es nostálgico y hermoso.
Mis felicitaciones y gracias por compartirlo.
Un beso.

Daniela Miño escribió:Los trenes siempre me dan nostalgia, atravesando de lado a lado la ciudad, rompiendo la noche..
Tu poema es nostálgico y hermoso.
Mis felicitaciones y gracias por compartirlo.
Un beso.

Mario Martínez escribió:Hermoso Pilar, este poema (como todos los tuyos). La nostalgia de ese tren que pasa camino a algún sitio, cortando nuestro entorno y nuestras vivencias.
Solamente un pequeño detalle a mi modo de ver, que no lo empaña para nada :

Esa asonancia "arrugadas"-"apagadas" ( No soy un acérrimo de las asonancias, pero esa quizá esté demasiado cercana)
Siempre un placer. Abrazos, amiga mía.
Mario.

Israel Liñán escribió:Es un poema que te hace recordar, la imagen romántica y cargada de nostalgia del tren me parece acertadísima.

Un saludo

Pilar Morte escribió:Contemplo un equipaje que vela las esperas,
el viaje del otoño
que recorre paisajes detenidos,
la valija que guarda la lluvia en las raíces
y levanta el tallo al sol de los deseos.

Silba el tren y un horizonte impreciso
acumula la niebla que oculta los miedos.

Escondo las derrotas, lo que pudo haber sido
y fue ilusión clavada en la tormenta,
segundos del diario con hojas que murieron,
el vaho incomprensible que empañó la retina.

En un baúl, descanso de los gozos,
habitan los recuerdos de fotos apagadas,
la niñez y sus ríos, las voces de las aulas,
la segunda ternura y emoción indecisa,
el cubil donde guardo las cartas de las noches
y las cenizas de mi frente.

Las placentas cuidaron las cepas de la vida
dilatando arterias con nuevas melodías,
un sueño en las escalas que abrazó el infinito
y dibujó certezas en el pecho.

Desde ese tren recuerdo los plazos por llegar,
voces de lo invisible, madrugadas del frío,
soles que bañan lo que queda,
las voces de lo incierto de los valles
que ofrecen su simiente a cosechas futuras.

Ramón Carballal escribió:A mi los trenes me encantan, pero cuando viajo en ellos-creo que como a ti- me envuelve la melancolía. Es un poema precioso que he disfrutado a fondo. Un abrazo, Pilar.