Editorial Alaire

El frío traspasa el alma de los ventanales.
Tiene la mañana sabor a cielo enjaulado
y a silencio de musgo.
Y en el desorden de pensar en ti
—campanas de humo urgente y laberintos
y alcohol de adolescencia—
desciendo lentamente hacia ningún lugar
acompañado por unos acordes de blues
con los que Mazzy Star se atreve:
algún tipo de oscuridad
en su melancolía más infiel.

Hoy los relojes saben en primera persona
que todo huye despacio y minuciosamente
hacia su última avería.
Hoy basta un recuerdo para volver,
para saber de derrotas y melodías grises.

Alguna vez desertaremos de estos lugares,
renunciaremos a este futuro de antifaz
y nos decidiremos a convivir con el peligro.
Entonces no podremos detenernos,
ni esperar a que alguien nos acompañe.
Por una vez diremos que estuvimos aquí
y sentiremos que un nuevo viento se nos lleva.

Alguna vez desertaremos de estos lugares
y proclamaremos que estamos vivos
a pesar de tener la certidumbre
de que nada podrá salvarnos.

Enrique, un poema con un lenguaje maravilloso con una estrofa final que me deja pensando y temblando

Me ha gustado mucho el poema.

Enhorabuena
Un abrazo
Ana

Precioso y lleno de magnetismo! Espléndido en imágenes y sensorialidad profunda, Enrique.

Aplausos y felicitaciones.

Hallie

Un poema escrito con una elegancia que embriaga. Todo el sentir transcurre con una suave armonía. Podría destacar párrafos enteros... pero para eso tendría que escribirlo todo de nuevo.
Excelente.
Un abrazo.
J. manuel

Me alegro mucho que te gustara el poema, Ana. Por lo de los temblores supongo que debiera pedirte disculpas... espero que se te pasara pronto.

Muchas gracias por el comentario. Un cordial saludo.

Muchas gracias por la acogida, Hallie, es un placer recibir comentarios como el tuyo.

Un cordial saludo.

Un poema muy bien trabajado, con estupendas imágenes y un final que le pone broche de oro. Un abrazo.

Me temo qu este poema se me quedó olvidado...

Eres muy amable, José Manuel, por la generosa calificación que das a este poema.

Muchas gracias y un fuerte abrazo.

Alguna vez desertaremos de estos lugares,
renunciaremos a este futuro de antifaz
y nos decidiremos a convivir con el peligro.

Un magnífico poema, amigo Enrique, donde nos demuestras la espléndida madurez de tu arte; un poema valiente, donde el poeta nos avisa de la necesidad del riesgo, la apuesta incierta por una vida más alta que conlleva muchos peligros... pero que se hace imprescindible.

Un fuerte abrazo, viejo amigo

Hola Enrique.

Alguna vez desertaremos de estos lugares
y proclamaremos que estamos vivos
a pesar de tener la certidumbre
de que nada podrá salvarnos.

Da escalofríos esta estrofa, amigo mío, pero es posible que tengas razón, nada ni nadie podrá salvarnos. Me gustó el poema en su totalidad. Abrazos.
Mario.

Enrique

Un buen poema sin duda, gravitando con ese aire de melancolía sobre la hipocresia de la vida y la inevitable perdicion desde los ojos del poeta atrapado en un dejo de tristeza

saludos

Javier

Enrique, lo he leído tres veces aunque la primera ya me traspasó. A través de una preciosa expresión, tu poema se desliza hacia una profunda reflexión-sentimiento que se funden con esos acordes de blues. Para colmo, me identifico con esa estrofa final que me ha puesto los pelos de punta (por decirlo gráficamente).

Mis felicitaciones por contar tan bien y saludos.

Muchas gracias por ver ese broche, Ramón.

Un cordial saludo.

Me lees con muy buenos ojos, viejo amigo Ferreiro, aunque no por ello dejo de agradecer tu entusiasmo.

Otro fuerte abrazo para ti.

Pues sí, Mario, hay cosas de las que es imposible escapar, esas que son consustanciales a nuestra esencia de ser humano.

Me alegro que te gustara este intento. Un fuerte abrazo.