Editorial Alaire

A mis nietos Alejandro, Marco, César y Sara.

Ya estáis todos reunidos
en torno de una mesa,
breves instantes quietos
para saltar muy pronto
hasta el jardín de flores,
hasta flores que el cielo
regala silencioso.

Desde el día primero
os quise en la palmera
alada como el ave,
en la orilla del mar,
sobre el mar que era el aire.

Porque vuestro es el triunfo,
la canción de la la risa,
esos brazos abiertos
y el primer balbuceo de la fuerza.

Ahora no dormís:
unos juegan y leen
y una niña pequeña,
larga como su nombre: ¡Saaaraaaa !
se nos despierta ansiosa
para beber su leche
en las noches más frías del invierno.

Juan Vicedo escribió:A mis nietos Alejandro, Marco, César y Sara.


Desde el día primero
os quise en la palmera
alada como el ave,
en la orilla del mar,
sobre el mar que era el aire.

Porque vuestro es el triunfo,
la canción de la la risa,
esos brazos abiertos
y el primer balbuceo de la fuerza.

Entrañable y bello; pero, sobre todo, escrito con la delicadeza y el pulso precisos de metáforas e imágenes con un poder de evocación que nos lleva hasta nuestra propia infancia. Mi enhorabuena, Juan.
Salud.

JULIO ALONSO: Gracias, querido amigo y compañero, por tu mensaje y por la estimación que demuestras hacia el poema. Verdaderamente, los ojos de los niños nos enseñan muchas cosas olvidadas. Un abrazo.

Hermoso poema, que lleva su sensibilidad al lector. un placer lerrte
Abrazos
Pilar

Pilar Morte. Gracias por la lectura del poema y el envío del mensaje. Abrazos

Hermoso poema, amigo Juan, lleno de sensibilidad que, como dice Julio, nos transporta a los felices designios de la infancia.
Ha sido un placer leerte.
Un cordial saludo.