Editorial Alaire

Vuelvo aquí, presuntuoso, con las manos forzadas
y la garganta seca de comienzos culpables,
subjuntivo y ubicuo como la noche,
como quien nunca estuvo,
como si aún fuera posible desparramarnos,
nombrarte en una palabra imposible,
caminar todo el mapa del deseo
entre pergaminos y ambigüedades
apelando a un fracaso más.

Igual que se regresa cuando nada nos queda
vuelvo aquí, entre palabras y lunas,
traspapelado, susurrando
estos gestos grotescos y a destiempo,
sabiendo que nada quedará indemne
entre nosotros.

Subjuntivo y a destiempo vuelvo aquí.
He sobrevivido para volver.
Nuestro puede ser un nombre o una casa,
tal vez también lo sea
este dolor que inventariamos
entre dos silencios desconocidos.

Imposible que este poema no sea comentado. Un abrazo. Muy bueno
javier

Uff qué buen poema, Enrique. Las imágenes son muy certeras y envuelven al lector en un climax de oscuridad creciente. El título es magnífico!

Felicidades y un abrazo,

Hallie

Todo el poema es precioso , pero la última estrofa me encantó. Aplausos
Un abrazo
Pilar

Qué magnífico poema, Enrique.

Es la primera vez que te leo.Craso error no haberlo hecho antes.

A partir de ahora estaré al tanto de tus versos.

Un saludo, max.

enrique sanmol,

Magnífico poema, querido amigo

te felicito

Un abrazo fuerte

felices fiestas

enrique sanmol escribió:
Vuelvo aquí, presuntuoso, con las manos forzadas
y la garganta seca de comienzos culpables,
subjuntivo y ubicuo como la noche,
como quien nunca estuvo,
como si aún fuera posible desparramarnos,
nombrarte en una palabra imposible,
caminar todo el mapa del deseo
entre pergaminos y ambigüedades
apelando a un fracaso más.

Igual que se regresa cuando nada nos queda
vuelvo aquí, entre palabras y lunas,
traspapelado, susurrando
estos gestos grotescos y a destiempo,
sabiendo que nada quedará indemne
entre nosotros.

Subjuntivo y a destiempo vuelvo aquí.
He sobrevivido para volver.
Nuestro puede ser un nombre o una casa,
tal vez también lo sea
este dolor que inventariamos
entre dos silencios desconocidos.

Lo leì en tu blog hace un tiempo. Como siempre, tu poesìa profunda, humana, real. Un abrazo, Luna.-

Enrique, la deseperanza nos asiste a menudo, las ganas de desertar, la pérdida de cobijo y de gracias de las fuerzas benefactoras...
Tu poema tiene un ritmo extraordinario y las metáforas justas para hacerse entender sin aspavientos.
Para los versos no debes sentirte desasistido, sigues enamorando con ellos.

Un abrazo y felices fiestas, paisano

Me ha parecido un poema precioso... No sé si es la primera vez que te leo (creo que sí) pero espero disfrutar de más textos como éste. Por cierto, inmenso ese final:

Nuestro puede ser un nombre o una casa,
tal vez también lo sea
este dolor que inventariamos
entre dos silencios desconocidos.

Un placer,

Carmen

Muchas gracias, Javier, por tu amable valoración y por abrir las repuestas a este poema.

Un codial saludo.

En esa oscuridad creciente en ocasiones nos encontramo, Hallie.

Muchas gracias por el regalo de tu comentario. Un cordial saludo.

Me alegro que te gustara el poema, Pilar, y en particular esa última estrofa.

Te envío un saludo desde Valencia.

Otro saludo para ti, Max., con mi agradecimiento por el comentario. Espero que tengamos ocasión de cruzarnos en un poema de tu autoría.

Otro abrazo muy fuerte para ti, Ricardo. Me alegra mucho saber de ti.

Feliz año nuevo y lo mejor para ti y todos tus allegados.

Sin ti mi blog sería un desierto, Luna. No sabes cuánto agradezco la gran sensibilidad con la que recibes mis escritos tanto por aquí como en mi blog.

Un fuerte abrazo.