De la nieve el lado bueno
Publicado: Dom, 20 Dic 2009 21:07
El viernes nevó en mi ciudad, algo que no sé porqué razón, no ocurre en demasiadas ocasiones.
El poema es bastante antiguo, de mi primer libro, "Árbol de rimas", pero dada la novedad de la nieve (que todavía está en parte, ya que heló), no me resisto a dejarlo. Que os guste
De la nieve el lado bueno
Vestían blanco manto
aleros y tejados,
el campo inmaculado
de niña en comunión;
los copos mientras tanto,
caían y caían
y el suelo parecía
un rollo de algodón.
Se transformó el paisaje,
caminos y trigales
se volvieron iguales
en perfecta armonía;
con bello camuflaje
balcones y ventanas
miraron la mañana
cuando asomaba el día.
Puso la nieve ropa
a la orilla del río,
que temblaba de frío
con la escarcha y el hielo,
y en su pelada copa,
los chopos del camino
lucían gorro fino,
producto ”Made in cielo”.
Sus huellas de pisadas
manchan el pavimento,
de la escuela contentos
los ‘peques’ hoy saldrán,
las caras coloradas,
la nieve entre sus dedos,
en su mundo de juegos
mil bolas tirarán.
El Quiosco solitario
en su Plaza nevada.
Como recién sacada
de postal navideña.
Y junto al campanario
de torres remozadas;
en su nido mojadas,
temblarán la cigüeñas.
Los pinos de la Plana,
fantasmas invernales,
se pintan señoriales
de ropaje fugaz.
Al fin de la mañana,
la tarde le sucede,
ya no nieva, ni llueve.
la noche está al llegar.
En sus hojas prendida
la ilusión se recrea
y en sus verdes veredas
la blanca novedad,
de armiño, la Florida
hoy viste su ramaje.
Casi es como un mensaje,
de cara a Navidad.
El Quiosco ya no está en la Plaza sino en la Florida, que es un paseo arbolado.
La Plana es una meseta bajo la que se asienta la ciudad.
Mario.
El poema es bastante antiguo, de mi primer libro, "Árbol de rimas", pero dada la novedad de la nieve (que todavía está en parte, ya que heló), no me resisto a dejarlo. Que os guste
De la nieve el lado bueno
Vestían blanco manto
aleros y tejados,
el campo inmaculado
de niña en comunión;
los copos mientras tanto,
caían y caían
y el suelo parecía
un rollo de algodón.
Se transformó el paisaje,
caminos y trigales
se volvieron iguales
en perfecta armonía;
con bello camuflaje
balcones y ventanas
miraron la mañana
cuando asomaba el día.
Puso la nieve ropa
a la orilla del río,
que temblaba de frío
con la escarcha y el hielo,
y en su pelada copa,
los chopos del camino
lucían gorro fino,
producto ”Made in cielo”.
Sus huellas de pisadas
manchan el pavimento,
de la escuela contentos
los ‘peques’ hoy saldrán,
las caras coloradas,
la nieve entre sus dedos,
en su mundo de juegos
mil bolas tirarán.
El Quiosco solitario
en su Plaza nevada.
Como recién sacada
de postal navideña.
Y junto al campanario
de torres remozadas;
en su nido mojadas,
temblarán la cigüeñas.
Los pinos de la Plana,
fantasmas invernales,
se pintan señoriales
de ropaje fugaz.
Al fin de la mañana,
la tarde le sucede,
ya no nieva, ni llueve.
la noche está al llegar.
En sus hojas prendida
la ilusión se recrea
y en sus verdes veredas
la blanca novedad,
de armiño, la Florida
hoy viste su ramaje.
Casi es como un mensaje,
de cara a Navidad.
El Quiosco ya no está en la Plaza sino en la Florida, que es un paseo arbolado.
La Plana es una meseta bajo la que se asienta la ciudad.
Mario.