¿De verdad es Navidad?
Publicado: Mié, 16 Dic 2009 19:15
No sé, compañeros, si este poema ya lo publiqué el pasado año. De todas formas sigue teniendo vigencia (y lo que le queda).
¿De verdad es Navidad?
¡Cuánto silencio, Dios, cuánto silencio
se esconde en el bullicio de las fechas
llamadas Navidad…! ¡Que soledades
se quedan en las calles atrapadas
entre las frías redes del gentío…!
¡Cuánta mentira, Dios, cuánta mentira
vendemos y compramos en tu Nombre!
Sin que Tú nos lo impidas, sin que pongas
cordura en nuestros actos, acabando
con tanto despilfarro, tanto olvido,
tanto fingido afecto, tanta farsa
que hacen de tu venida a nuestro mundo
la opereta trivial que nos divierte.
¿Dónde quedó la Fe? ¿Y el Amor dónde
marchó para volver en su montura
de frívolo placer? ¿Dónde perdió
la Caridad el sentido para que hoy sea
una costumbre más a plazo fijo…?
¿Qué queda más allá de la apariencia,
del festivo deleite, los regalos,
o la opípara mesa bendecida?
¿Qué nos queda, Señor, si hemos perdido
el norte que fijaste con tu humilde
nascencia? ¿Qué por oír, si obviamos
la Voz que nos dejaste? Si a menudo
le tapamos la boca a la conciencia
con razones a medias; si miramos
casi siempre sin ver y cuando vemos
es a través de un velo de egoísmo.
Así que, dime Dios ¿qué razón tiene
una celebración que te utiliza,
que usa lo espiritual del Nacimiento
para ensalzar disfrutes terrenales?
Quizá no haya remedio. O quizá quede
un poso de Bondad, crédula y pura,
un rescoldo de luz siempre latente
como fértil semilla de Esperanza
en la tierna inocencia de los niños.
Mario.
¿De verdad es Navidad?
¡Cuánto silencio, Dios, cuánto silencio
se esconde en el bullicio de las fechas
llamadas Navidad…! ¡Que soledades
se quedan en las calles atrapadas
entre las frías redes del gentío…!
¡Cuánta mentira, Dios, cuánta mentira
vendemos y compramos en tu Nombre!
Sin que Tú nos lo impidas, sin que pongas
cordura en nuestros actos, acabando
con tanto despilfarro, tanto olvido,
tanto fingido afecto, tanta farsa
que hacen de tu venida a nuestro mundo
la opereta trivial que nos divierte.
¿Dónde quedó la Fe? ¿Y el Amor dónde
marchó para volver en su montura
de frívolo placer? ¿Dónde perdió
la Caridad el sentido para que hoy sea
una costumbre más a plazo fijo…?
¿Qué queda más allá de la apariencia,
del festivo deleite, los regalos,
o la opípara mesa bendecida?
¿Qué nos queda, Señor, si hemos perdido
el norte que fijaste con tu humilde
nascencia? ¿Qué por oír, si obviamos
la Voz que nos dejaste? Si a menudo
le tapamos la boca a la conciencia
con razones a medias; si miramos
casi siempre sin ver y cuando vemos
es a través de un velo de egoísmo.
Así que, dime Dios ¿qué razón tiene
una celebración que te utiliza,
que usa lo espiritual del Nacimiento
para ensalzar disfrutes terrenales?
Quizá no haya remedio. O quizá quede
un poso de Bondad, crédula y pura,
un rescoldo de luz siempre latente
como fértil semilla de Esperanza
en la tierna inocencia de los niños.
Mario.