Avidez (reformado)
Publicado: Vie, 04 Dic 2009 21:39
Y esta avidez de amarte sin medida,
y esta pasión sugeriendo la carne...
Todo se transforma en duda,
y ofrenda de boca generosa
que me invita a beber su ácibar.
En la intriga del deseo
este amor no tiene otra identidad
que un pálpitar libertino
trayéndome a la garganta
el silencio carnal del ayuno.
Por eso mis palabras son
como aguamarina hiriente
que en los triagales del mar germina
y en úlcera salada su expresión se transmuta.
Pero yo, como una enredadera de lumbre
por la ausencia de tu cuerpo subo
y con incandescente voz
juego a seducirte con requiebros
que se elevan sobre un lago de libélulas .
De velamen son mis manos que por tu piel
en balandros de ternura navegan.
Ingrávidos tus pechos
como alondras en celo se insinuan
y mis labios son fulgor adolescente
que rescoldos de besos a tu boca le roba.
Para nacer contigo,
un tributo de semen te proclama
primigenia semilla de la vida;
seremos como una virgen disoluta
cuando amamanta de sueños su pudicia.
Y creceremos ungidos de tendales
donde el ángel de la Apocalipsis
colgará sus desgastados harapos:
serán el sudario con los que cubrirá
a nuestra desnudez la muerte.
y esta pasión sugeriendo la carne...
Todo se transforma en duda,
y ofrenda de boca generosa
que me invita a beber su ácibar.
En la intriga del deseo
este amor no tiene otra identidad
que un pálpitar libertino
trayéndome a la garganta
el silencio carnal del ayuno.
Por eso mis palabras son
como aguamarina hiriente
que en los triagales del mar germina
y en úlcera salada su expresión se transmuta.
Pero yo, como una enredadera de lumbre
por la ausencia de tu cuerpo subo
y con incandescente voz
juego a seducirte con requiebros
que se elevan sobre un lago de libélulas .
De velamen son mis manos que por tu piel
en balandros de ternura navegan.
Ingrávidos tus pechos
como alondras en celo se insinuan
y mis labios son fulgor adolescente
que rescoldos de besos a tu boca le roba.
Para nacer contigo,
un tributo de semen te proclama
primigenia semilla de la vida;
seremos como una virgen disoluta
cuando amamanta de sueños su pudicia.
Y creceremos ungidos de tendales
donde el ángel de la Apocalipsis
colgará sus desgastados harapos:
serán el sudario con los que cubrirá
a nuestra desnudez la muerte.