Editorial Alaire

Pasaron mil años desde que partiste hacia ningún sitio,
llevabas el alma repleta de alquimias, pócimas secretas,
amor a raudales, el mar en los ojos las manos al viento,
de paz y esperanza la palabra llena.

Pasaron mil años y hoy, como un gamo te encontré en la esquina,
ni rastro, ni esqueje ni llanto quedaba en el rostro,
pero junto a la farola salían a cientos de una mochila todas las gaviotas.

Mi boca, temblona, musitó despacio:

"Mr Livignston... supongo "





( Me enseñó el poder de ESPERANZA, esa otra señora que nos es tan desconocida,que tenemos tan cerca, y es como un fantasma. A mí me enseñó a ponerme torcida la pamela, desde entonces, camino como más erguida desde el 2006 que la llamé Mr. Livingston...supongo que será por eso, hasta hoy uno de diciembre, nítido y frío en Alicante, bocana de gaviotas y ayes)





www.labrujadelcerezo.blogspot.com/

Es una delicia, leerte, te lo digo de corazón...

Un beso,

Carmen

Concha Verónica Vidal,

Vuelo de gaviotas
vuelo de versos maravillosos


te felicito

Un abrazo fuerte, querida amiga

CONCHA VIDAL: Me han gustado mucho tus versos y si no te molesta te diría que algunos versos largos deberían partirse en heptasílabos más endecasílabos. Lo veo muy bueno, de verdad. De una modernidad jovial. (Cómo se puede hacer para corregir los errores de un poema. No sé cómo se hace. ¿Te importaría decirmelo?) Un beso, y no hace frío: se ha ido el calor, sólo eso.

Concha Verónica Vidal escribió:Pasaron mil años desde que partiste hacia ningún sitio,
llevabas el alma repleta de alquimias, pócimas secretas,
amor a raudales, el mar en los ojos las manos al viento,
de paz y esperanza la palabra llena.

Pasaron mil años y hoy, como un gamo te encontré en la esquina,
ni rastro, ni esqueje ni llanto quedaba en el rostro,
pero junto a la farola salían a cientos de una mochila todas las gaviotas.

Mi boca, temblona, musitó despacio:

"Mr Livignston... supongo "





( Me enseñó el poder de ESPERANZA, esa otra señora que nos es tan desconocida,que tenemos tan cerca, y es como un fantasma. A mí me enseñó a ponerme torcida la pamela, desde entonces, camino como más erguida desde el 2006 que la llamé Mr. Livingston...supongo que será por eso, hasta hoy uno de diciembre, nítido y frío en Alicante, bocana de gaviotas y ayes)





www.labrujadelcerezo.blogspot.com/

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A veces ocurre, lo encuentras. Stanley lo encontró, y, aunque supuso bien, cuando saludó a Livingstone con la mayor naturalidad del mundo, yo creo que lo halló porque estaba predestinado. También podría ser que el periodista estuviese seguro de que al final lo encontraría. Sí, estar convencido de que aparecerá ayuda mucho, seguramente.
Como en tu hermoso poema, pasan mil años y, zas, lo encuentras en una esquina, junto a una farola encendida, luego, era de noche pero parecía de día.
En fin, querida amiga Concha, Esperanza siempre espera hasta que se abran las mochilas.
Lo aseguraría.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Un fuerte abrazo.

Qué gusto seguir leyéndote, un placer que reconforta
Abrazos
Pilar

carmen iglesia escribió:Es una delicia, leerte, te lo digo de corazón...

Un beso,

Carmen

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carmen, besotes que te los mereces¡¡¡

Rafel Calle escribió:

Concha Verónica Vidal escribió:Pasaron mil años desde que partiste hacia ningún sitio,
llevabas el alma repleta de alquimias, pócimas secretas,
amor a raudales, el mar en los ojos las manos al viento,
de paz y esperanza la palabra llena.

Pasaron mil años y hoy, como un gamo te encontré en la esquina,
ni rastro, ni esqueje ni llanto quedaba en el rostro,
pero junto a la farola salían a cientos de una mochila todas las gaviotas.

Mi boca, temblona, musitó despacio:

"Mr Livignston... supongo "





( Me enseñó el poder de ESPERANZA, esa otra señora que nos es tan desconocida,que tenemos tan cerca, y es como un fantasma. A mí me enseñó a ponerme torcida la pamela, desde entonces, camino como más erguida desde el 2006 que la llamé Mr. Livingston...supongo que será por eso, hasta hoy uno de diciembre, nítido y frío en Alicante, bocana de gaviotas y ayes)





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A veces ocurre, lo encuentras. Stanley lo encontró, y, aunque supuso bien, cuando saludó a Livingstone con la mayor naturalidad del mundo, yo creo que lo halló porque estaba predestinado. También podría ser que el periodista estuviese seguro de que al final lo encontraría. Sí, estar convencido de que aparecerá ayuda mucho, seguramente.
Como en tu hermoso poema, pasan mil años y, zas, lo encuentras en una esquina, junto a una farola encendida, luego, era de noche pero parecía de día.
En fin, querida amiga Concha, Esperanza siempre espera hasta que se abran las mochilas.
Lo aseguraría.
Ha sido un placer leerte. Felicidades.
Un fuerte abrazo.

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Gracias Rafael, de nuevo, como pasó copn Mr. Livingstone, encuentro este poema.

Abrazos de mar compartido.

me encantó tu poema, te diría que sobre todo está lleno de gracia, de garbo, de donaire y esto no es habitual de encontrar.
beso

Muy hermoso poema cerrado de manera genial. Mis reverencias, amiga. Un abrazo.

El tiempo no le hace mella, sigue siendo un poema muy bello, amiga Concha.
Abrazos.

Concha, a los diecisiete años conocí a Jonathan Livingston Seagull. Parece ser el mismo Mr. Livingston! Maravilloso poema, me alegra encontrarlo hoy. Cuántos tesoros en el cofre de Alaire. Abrazos, ERA