Salvajes
Publicado: Sab, 21 Nov 2009 19:28
Salvajes
Duerme el corazón de los hombres
que ríen a carcajadas.
Esperan su turno los payasos orgullosos
que se tienden boca arriba en los desiertos
y pasan sus ratos
hablando de lo rancio del pan
cuando el hombre sin piernas recolecta albaricoques
a cambio de un par de monedas.
Salvajes las luciérnagas
arrancan sus collares de las noches mas ciegas
y se pintan los ojos de fiesta
llenando el ambiente de misterio.
Deliberadamente se viste de comedia
un narrador con mordaza
un cerebro que alimenta pesadillas
y una pequeña burla que es hostigada por un niño.
Aquel hombre panzón, se clava un espectáculo a la córnea
mientras mastica cáscaras de manzana
y se apoya en arrepentimientos deshilachados
como muchacha de burdel.
¿Quién aspira hoy a un oficio de soldado?
Hemos ganado hasta a las bromas
mientras nos medían la vida entre escuálidos albores de día
ahora se han de mojar nuestras plumas
porque hemos lanzado a diestra y siniestra escupitajos, con valor.
Forjamos una sonrisa a un valer
un aprendiz a feroces exilios
un juicio privado a ese leguleyo de élite
y aprendimos a sacudir no sólo la cabeza.
Salvajes escribimos sobre la materia misma
volviéndonos dagas sin reputación
en prácticas machistas
donde una puta poesía conserva el vino para los machos
que suelen no ser tan recios , sino más bien rancios.
Duerme el corazón de los hombres
que ríen a carcajadas.
Esperan su turno los payasos orgullosos
que se tienden boca arriba en los desiertos
y pasan sus ratos
hablando de lo rancio del pan
cuando el hombre sin piernas recolecta albaricoques
a cambio de un par de monedas.
Salvajes las luciérnagas
arrancan sus collares de las noches mas ciegas
y se pintan los ojos de fiesta
llenando el ambiente de misterio.
Deliberadamente se viste de comedia
un narrador con mordaza
un cerebro que alimenta pesadillas
y una pequeña burla que es hostigada por un niño.
Aquel hombre panzón, se clava un espectáculo a la córnea
mientras mastica cáscaras de manzana
y se apoya en arrepentimientos deshilachados
como muchacha de burdel.
¿Quién aspira hoy a un oficio de soldado?
Hemos ganado hasta a las bromas
mientras nos medían la vida entre escuálidos albores de día
ahora se han de mojar nuestras plumas
porque hemos lanzado a diestra y siniestra escupitajos, con valor.
Forjamos una sonrisa a un valer
un aprendiz a feroces exilios
un juicio privado a ese leguleyo de élite
y aprendimos a sacudir no sólo la cabeza.
Salvajes escribimos sobre la materia misma
volviéndonos dagas sin reputación
en prácticas machistas
donde una puta poesía conserva el vino para los machos
que suelen no ser tan recios , sino más bien rancios.