Editorial Alaire

Hora y media de paseo da para mucho.
Desde la costa, esa playa de baños infantiles de siempre, esa arena que no se pierde por muy tierra adentro que te entierres; desde el mar al asfalto más crudo.
Las monedas se me salen de los bolsillos en la calle Cavallers, la misma por la que seguramente paseaba Luis Vives, y entro en San Nicolás para ver si apruebo de una vez por todas el examen: todo es acariciar costumbres.
Alguien, mientras recorro el retal empedrado entre asfalto y asfalto se preocupa porque falta un azulejo de un balcón; bajo el balcón pobreza en forma de canción de Serrat.
Indiferencia que me llega al lacrimal.
Hora y media de vuelta.
Todos se van escondiendo, sólo quedan los rezagados que corren en busca de la butaca y la cerveza.

Había partido de futbol..? jajaja Por cierto, mira que estoy por pasearme yo la calle Cavalles por si encuentro algunas monedas o mejor todavía, descubro esos lugares que nos traes. Un placer.

Estimada Mar:
te contaré que la calle Cavallers es un nervio que une la plaza de la Virgen -donde se encuentra la basílica y la Catedral en su cara gótica- y las torres de Quart de la antigua muralla.
Es una calle larguísima en esas noches de copas para los jóvenes y de paseos mudos para mi.
Hay un teatro, en el que ahora se está representando "Tres sombreros de Copa", que me viene al pelo, porque Mihura se las trae.
Bueno ya parezco una abuela y es que me estoy entrenando para sentarme en el sillón orejero y contar batallitas.
Saludos desde este Mediterráneo que ya amenaza siberiano.
Amparo

AMIGA Amparo: Me ha gustado tu relato porque con un impresionismo rápido recreas el ambiente de esas calles valencianas, que tienen su propio color y olor. Un abrazo.

Bueno ya parezco una abuela y es que me estoy entrenando para sentarme en el sillón orejero y contar batallitas.

Pues si tú pareces una abuela, imagina que seré yo que sí que lo soy, amiga mía.
Me gustó ese paseo, no he estado más que un par de veces en Valencia, así que no conozco las calles, pero supongo que cualquiera es buena para pasear y perderse.
Un abrazo.
Mario

Ay! las calles valencianas...

Estimadísimo Mario:
me entreno para ser abuela porque es una profesión que me apasiona.
La edad se siente en el interior no va en el D.N.I.
Saludos para toda la familia.
Amparo