RIO DE JANEIRO - CUARENTA GRADOS
Publicado: Lun, 09 Nov 2009 15:53
.
Si fuera posible en un acto de magia renacer,
diría sin lamentarlo, ¿por qué no ahora?
Tal vez no tenga muchas cosas más a demostrar.
He perdido mucho tiempo por las buenas causas,
lo que no significa que sea para nada bondadoso.
Recuerdo haber sido malo unas tres veces por día,
entrado en todas las iglesia para reclamar a gritos,
en la breve misa dominical: ¡no se metan conmigo!
Las interferencias extra-terrestres son nefastas,
te cambian totalmente la vida sin pedir permiso
y hacen que el tiempo no te alcance para nada.
Entonces sí, aunque a muchos sólo les interese morirse,
o al menos hablar con tanta seducción sobre ese tema,
aceptaría con gusto renacer para hacer la misma cosa.
¿A quién no le gustaría de recrear un amor inolvidable
o aquella emoción delante del primer edificio proyectado?
París me recibiría de nuevo y me sacaría aquella primera foto,
con esa sonrisa lisonjera teniendo detrás de mí la Torre Eiffel.
Compraría nuevamente todos los libros, se me olvidaría el pan
y habría que cocinar la tradicional sopa de patatas con letras .
Así, un día de octubre llegaría a la majestuosa Rio de Janeiro,
con dos hoteles proyectados en el fondo de mis maletas.
Y andando por la arena habría exclamado con vehemencia:
¿Por qué debería regresar a donde ya todo está construido
si aquí entre el mar y las montañas existe tanto por hacer?
Y escucharía los mismos reproches del pasado,
por abandonar Paris para vivir en Rio de Janeiro
y los ecos de mis carcajadas les responderían,
que no existe nada más tedioso que la coherencia,
a veces entrar en sentido contrario en la avenida
nos hace llegar con más velocidad hasta la esencia.
Iben Xavier Lorenzana
.
Si fuera posible en un acto de magia renacer,
diría sin lamentarlo, ¿por qué no ahora?
Tal vez no tenga muchas cosas más a demostrar.
He perdido mucho tiempo por las buenas causas,
lo que no significa que sea para nada bondadoso.
Recuerdo haber sido malo unas tres veces por día,
entrado en todas las iglesia para reclamar a gritos,
en la breve misa dominical: ¡no se metan conmigo!
Las interferencias extra-terrestres son nefastas,
te cambian totalmente la vida sin pedir permiso
y hacen que el tiempo no te alcance para nada.
Entonces sí, aunque a muchos sólo les interese morirse,
o al menos hablar con tanta seducción sobre ese tema,
aceptaría con gusto renacer para hacer la misma cosa.
¿A quién no le gustaría de recrear un amor inolvidable
o aquella emoción delante del primer edificio proyectado?
París me recibiría de nuevo y me sacaría aquella primera foto,
con esa sonrisa lisonjera teniendo detrás de mí la Torre Eiffel.
Compraría nuevamente todos los libros, se me olvidaría el pan
y habría que cocinar la tradicional sopa de patatas con letras .
Así, un día de octubre llegaría a la majestuosa Rio de Janeiro,
con dos hoteles proyectados en el fondo de mis maletas.
Y andando por la arena habría exclamado con vehemencia:
¿Por qué debería regresar a donde ya todo está construido
si aquí entre el mar y las montañas existe tanto por hacer?
Y escucharía los mismos reproches del pasado,
por abandonar Paris para vivir en Rio de Janeiro
y los ecos de mis carcajadas les responderían,
que no existe nada más tedioso que la coherencia,
a veces entrar en sentido contrario en la avenida
nos hace llegar con más velocidad hasta la esencia.
Iben Xavier Lorenzana
.