Editorial Alaire

Viajo en el lomo de un albatros por los azules
mares del pacifico, casi rozando las aguas frías.
Se eleva, me aferro al comienzo de sus grandes
alas, vuela en contra del viento, da un giro
y de nuevo planea sobre el océano.
No veo costas, solo témpanos y ballenas.
El sol bosteza y se hunde por el poniente,
y las sombras arpías cubren el mundo
líquido.
El ave aterriza en la espuma negra
y nos mecemos en el regazo de las olas,
a la deriva.
Me duermo sobre su tibio plumaje,
bajo un cielo cuajado de estrellas cercanas,
y sueño que monstruos marinos emergen
de las profundidades lóbregas.
Al amanecer el albatros se esfuma,
dejándome tendido sobre mi lecho.

Grandes versos del que huye en la palabra, un saludo.

Maravilloso viaje, Ernesto.

Y es que a veces la realidad ordinaria no es suficiente y sólo el sueño nos permite ser humanos (y poetas).

Un beso grande
Me encantó
Ana

Hermoso, Ernesto, me gustó este viaje
Abrazos
Pilar