HACIENDO EL AMOR... (Corregido)
Publicado: Dom, 03 Feb 2008 3:59
HACIÉNDO EL AMOR
Has dibujado un trébol en mi cálido vientre,
a tus manos tan diestras, yo, sensual te respondo
con espasmo fogoso que en mis piernas se centre:
el suspiro que ahondo.
Irrumpe en mis afanes la excitada demanda
de tu piel que me excita, que se anida en mi arrojo,
como blanca paloma que se agita en zaranda
y dormita a su antojo.
Ya tu boca disfruta, reteniendo mis senos
y calmando la sed de tu lengua ambiciosa
que deslizas ardiente, sin mesura y sin frenos,
en mi piel ardorosa.
Y culmina en silencio la batalla de sexos,
de tu piel y la mía saturada de aromas,
tan dulzones y regios, manantiales anexos,
entre picos y lomas.
LILA MANRIQUEVERSIÓN CORREGIDA FEB 9/2008
Has dejado caricias en mi cálido vientre,
y a tus manos tan diestras, yo, sensual te respondo
con espasmo fogoso que en mi cuerpo se centre:
el suspiro que ahondo.
Se convierte en coraje la excitada demanda
de tu piel que provoca, sin querer, un sonrojo,
como blanca paloma que se agita en zaranda
y dormita a su antojo.
Y tu boca disfruta, con ardor, en mi pecho
excitado en los picos que seducen tus ojos.
Ramillete de rosas que has dejado en mi lecho,
mil hermosos manojos.
Y culmina en silencio la batalla de sexos,
de tu piel y la mía saturada de aromas,
tan dulzones y regios, manantiales anexos,
entre picos y lomas
Has dibujado un trébol en mi cálido vientre,
a tus manos tan diestras, yo, sensual te respondo
con espasmo fogoso que en mis piernas se centre:
el suspiro que ahondo.
Irrumpe en mis afanes la excitada demanda
de tu piel que me excita, que se anida en mi arrojo,
como blanca paloma que se agita en zaranda
y dormita a su antojo.
Ya tu boca disfruta, reteniendo mis senos
y calmando la sed de tu lengua ambiciosa
que deslizas ardiente, sin mesura y sin frenos,
en mi piel ardorosa.
Y culmina en silencio la batalla de sexos,
de tu piel y la mía saturada de aromas,
tan dulzones y regios, manantiales anexos,
entre picos y lomas.
LILA MANRIQUEVERSIÓN CORREGIDA FEB 9/2008
Has dejado caricias en mi cálido vientre,
y a tus manos tan diestras, yo, sensual te respondo
con espasmo fogoso que en mi cuerpo se centre:
el suspiro que ahondo.
Se convierte en coraje la excitada demanda
de tu piel que provoca, sin querer, un sonrojo,
como blanca paloma que se agita en zaranda
y dormita a su antojo.
Y tu boca disfruta, con ardor, en mi pecho
excitado en los picos que seducen tus ojos.
Ramillete de rosas que has dejado en mi lecho,
mil hermosos manojos.
Y culmina en silencio la batalla de sexos,
de tu piel y la mía saturada de aromas,
tan dulzones y regios, manantiales anexos,
entre picos y lomas