Editorial Alaire

Madrid es una ciudad con un millón de cadáveres
Dámaso Alonso.

Los reyes que han construido ciudades
sobre los campos de los cerezos
y han abierto fosos defensivos
contra los ataques de las turbas,
serán enterrados en mausoleos azules
o en sedientos hipogeos sin aurora.

Las reinas que han alumbrado infantes
para el mantenimiento de una casta
vigilarán sus primeros pasos,
les buscarán nodrizas y preceptores
para las bellas artes. Pero ellas también
entregarán su cuerpo ajado bajo las rosas,
en la noche sin límites ni fuegos.

Y pues los estanques sin cisnes ebúrneos,
y ese polvo que cubre coronas y laureles reales
son nuestros compañeros,
abandono y cenizas
serán los únicos emblemas de este reino.

Excelente poema, Juan. Me gusta mucho cómo escribes. Es un placer tenerte por aquí.

Enhorabuena, amigo poeta
Ana

Gracias, Ana. Me siento a gusto con compañeros y compañeras como tú. En estas condiciones se puede volver a escribir. Un abrazo.

¿ Por qué hay poemas que mueren sin haberles exprimido el jugo por entero?

Pues retomo éste, para que sea leído de nuevo.
Abrazos hasta allí.

CONCHA VIDAL: Gracias, querida amiga, por hacer que el poema navegue de nuevo un poquito más. Ahora podría ser buen momento porque hace buena mar. (Aquí somos muy marineros.) Un abrazo.

Bueno, pues, que siga navegando, a remas, a remar, a remar, hasta volver al campo de los cerezos. Me gusta tu poema, Juan. Un abrazote


Spin

Todos acabaremos al final en el mismo sitio, sea este el que sea. Me sumo al empujón.
Un abrazo.
Pepa