Segunda carta al hijo de mi hijo
Publicado: Mar, 20 Oct 2009 18:15
Lo normal es que los príncipes sean hermosos,
tengan jefes de prensa contra los asesinos
de reputaciones, bailen bien el vals
para cuando les visiten las princesas ninfómanas,
se entiendan con los tiburones de Manhatan,
cacen cabras borrachas, tan españolas,
y no le tengan miedo a los microbios
-las manos de los plebeyos están llenas-.
A veces se encuentran muy solos
como los pescadores noctámbulos y apátridas.
Otras, muestran buena voluntad con los viejos
o quizás es que tengan prohibidos
los gestos de desagrado con los pálidos.
Lo raro son los príncipes metalúrgicos,
como los obispos genuinamente búlgaros
o las cantantes de fado noruegas.
Los príncipes no entrarán en el reino de los cielos.
Y es que tienes que saber, hijo, cuando llegues,
que Goytisolo nos mintió y que el lobo
se come siempre a las ovejas.
tengan jefes de prensa contra los asesinos
de reputaciones, bailen bien el vals
para cuando les visiten las princesas ninfómanas,
se entiendan con los tiburones de Manhatan,
cacen cabras borrachas, tan españolas,
y no le tengan miedo a los microbios
-las manos de los plebeyos están llenas-.
A veces se encuentran muy solos
como los pescadores noctámbulos y apátridas.
Otras, muestran buena voluntad con los viejos
o quizás es que tengan prohibidos
los gestos de desagrado con los pálidos.
Lo raro son los príncipes metalúrgicos,
como los obispos genuinamente búlgaros
o las cantantes de fado noruegas.
Los príncipes no entrarán en el reino de los cielos.
Y es que tienes que saber, hijo, cuando llegues,
que Goytisolo nos mintió y que el lobo
se come siempre a las ovejas.