
No hay lugar en los rincones
donde quepan las hojas caídas
su cansancio de muerte resignada
que todo lo impregna de humedad
Tuvo que ser ceniza
polvo que se precipita al polvo
al hondo respirar que ensucia
la cadencia del tiempo
Quiere negarse el atributo
-una vez que existe el recuerdo-
al declive del sol entre el plumaje del viento
A lo lejos
las piedras amontonan su presagio
en estática cumbre de silencio