Editorial Alaire

No quiero ser un ángel, sólo un hombre
que traicione a su dios en otros cielos.

El tiempo acabará, tarde o temprano,
y cuando te abandone la belleza
yo seguiré mirándote, mi amor,
como te miro exactamente ahora.

No quiero ser un héroe, sólo un hombre.
Y las debilidades que se rindan
al placer o a los sueños invisibles.

Porque la vida acierta pocas veces
y desaprovechamos tanto oxígeno
que debería estar atento al tiempo
si es que cruza de pronto su victoria.

Y los disfraces de la edad se olvidan
en el armario de madera noble
que guarda el esqueleto de los ojos.

¿Qué le queda a los hombres cuando mueren sus sueños?
Una sonrisa apenas de la carne,
la ambigüedad de una canción sin letra.

¡Magistral! Métrica y acentos bien cuidados. Me gustó la inserción de ese alejandrino dactílico que mantiene celosamente el ritmo de la pieza por la estructura impar de sus hemistiquios. Gracias por compartirlo.

Un fuerte abrazo poeta.

Quien no se rinde ante sus anhelos, sus deseos, no le queda nada....que sabiamente dicho y más aun, preciosamente expresado. Repetitivamente...precioso. Saludos Juanmi

Impecable como siempre el ritmo, los acentos, la cadencia... Y me quedo con estos versos tan elocuentes:

Y los disfraces de la edad se olvidan
en el armario de madera noble
que guarda el esqueleto de los ojos.

Como siempre encantada de leerte, un abrazo gordo para ti

Uffff, tremendo.

¿Qué le queda a los hombres cuando mueren sus sueños?
Una sonrisa apenas de la carne,
la ambigüedad de una canción sin letra.

Cómo me gustaría un recital contigo, tu poesía llega y se clava.
No necesita de filtros para traspasar esa frontera que a veces fabrica el poeta, siempre he pensado que esa el la clave para darse uno por entero.
Tendremos oportunidad de recitar y que todos respiren ese talento poético que tienes.

Un abrazo.

Luis Oroz.