Editorial Alaire

Hoy, en un despertar, dos lechuzas marcaban las tres. Una niña gritaba, ¡papi, papi, dónde estás? El silencio era don dios, que dejó de ser don dios porque una diosa reinaba.
Una niña gritaba: ¡por favor, que alguien me ayude! Los duendes asomaban sus cabezas como brotes nocturnos de capullos oníricos.
Más imbécil que torpe, más torpe que indeciso, más indeciso que asustado, más asustado que inmóvil, subí las escaleras hacia el cielo, para llegar hasta la diosa que habitaba en el tormento. La fundí con mi abrazo y abdicó de su trono.


Registrado
Raúl Ferreiro Figueroa
http://poessia.blogspot.com

Precioso y lúcido relato, amigo Raúl, que ha sido un placer leerte.
Estilo ajustado y muy personal.
Te mando un cordial abrazo.

seguro que el abrazo pudo vencer
a los oníricos duendes


un gusto la lectura querido amigo

.

querido Raúl,

siempre tu sello inconfundible en esa categorización de lo pequeño

en este relato que nos presentas, consigues un ritmo trepidante en la repetición y la acentuación, del último tramo

un fuerte abrazo, amigo mío.........Pilar

una maravilla / un gusto leerte
saludos

Rafel

Gracias por el mensaje
Muy amable
Mi cordial saludo

Raúl
http://poessia.blogspot.com

Precioso. Me encanta cuando tan poco, se logra tanto. Este micro es magnífico. Mis respetos y mis saludos...aquí, aprendiendo.