Editorial Alaire

Dámelo todo, ahora que por mi mente
cabalgan los alisios y siento que me habitas
esta soledad de mar adentro.
Dame la savia de tu sangre,
el sonido del agua en tu cintura,
el pulso de la lluvia cuando llega
con su tacto húmedo acariciando la piel
y el palpitar sereno de tu voz
para que se despierten mis sentidos.

A la hora del poniente
dame el latido de tu cuerpo,
su cálido refugio,
y que a mi corazón abrigue
por que cada noche se acuesta a la intemperie.
Dame conjugado el verbo del amor
en la sementera de tu carne
para que el deseo fecuende.
Quiero nacer de ti como si fuera luz
que crece en los meandros y se convierte
en hiedra trepando por tu espalda.

Dame la liturgia de tu boca;
su trigo candeal que amase
el pan de mi cosecha y alimente
a los labios su ciclo de abstinencia.
Dame a beber en el cáliz del silencio
la alquimia que forma a la palabra.
Necesito estar ebrio de tu sed,
y morir tranquilo sobre el crepúsculo azul
que en la memoria de tu cuerpo amanece.

Rafael Valdemar escribió:
Quiero nacer de ti como si fuera luz
que crece en los meandros y se convierte
en hiedra trepando por tu espalda.
.

Sí que lo quieres todo, quieres que te dé la vida. Un poema de amor, una delicia.

Me ha encantado la lectura.

Saludos.

Lidia

Quiero nacer de ti como si fuera luz
que crece en los meandros y se convierte
en hiedra trepando por tu espalda.


Que hermosura de poema Rafael.Toda una cascada de sensaciones y de amor,plasmadas con unas imágenes de enorme plasticidad y belleza,como la de estos tres versos que te señalo.
Un poema para disfrutar de principio a fin.
Enhorabuena amigo,un abrazo.

Tienes hermosos versos de amor para cobijarse en ellos. Un placer
Abrazos
Pilar

Gracias Lidia por pasarte por mis versos y dejar constancia de ello

saludos

raf

Que no mueran nunca los poemas de amor. Y menos si tienen la fuerza y la pasión que los tuyos exhiben, Rafael. He disfrutado mucho con esta apasionada lectura.
Un abrazo.
J. Manuel

emerio gracias por leer el poema y comentarlo

salud

raf

Magnífico poema amoroso, como no podía ser menos en ti, Rafael, con tu habitual riqueza léxica y las logradas imágenes de las que siempre dotas a tus versos. Un placer, amigo.
Un abrazo.
Julián Borao

Pilar gracias por leer el poema y comentarlo

saludos

raf

Rafael Valdemar escribió:Dámelo todo, ahora que por mi mente
cabalgan los alisios y siento que me habitas
esta soledad de mar adentro.
Dame la savia de tu sangre,
el sonido del agua en tu cintura
o el tacto de la lluvia
con su caricia húmeda desnudando la piel.
Dame el palpitar sereno de tu voz
para que se despierten mis sentidos.

A la hora del poniente
dame el latido de tu cuerpo,
su cálido refugio,
y que abrigue a mi corazón
que cada noche se acuesta a la intemperie.
Dame el verbo conjugado
en tu carne de madréporas
para que el deseo fecuende.
Quiero nacer de ti como si fuera luz
que crece en los meandros y se convierte
en hiedra trepando por tu espalda.

Dame la liturgia de tu boca;
su trigo candeal que amase
el pan de mi cosecha y alimente
a los labios su ciclo de abstinencia.
Dame a beber en el cáliz del silencio
la alquimia que forma a la palabra.
Necesito estar ebrio de tu sed,
y morir tranquilo sobre el crepúsculo azul
que en la memoria de tu cuerpo amanece.

Es precioso tanto por las imágenes por como me suena.

He gozado leyéndolo.


Un abrazo.

Rafael Valdemar escribió:Dámelo todo, ahora que por mi mente
cabalgan los alisios y siento que me habitas
esta soledad de mar adentro.
Dame la savia de tu sangre,
el sonido del agua en tu cintura
o el tacto de la lluvia
con su caricia húmeda desnudando la piel.
Dame el palpitar sereno de tu voz
para que se despierten mis sentidos.

A la hora del poniente
dame el latido de tu cuerpo,
su cálido refugio,
y que abrigue a mi corazón
que cada noche se acuesta a la intemperie.
Dame el verbo conjugado
en tu carne de madréporas
para que el deseo fecuende.
Quiero nacer de ti como si fuera luz
que crece en los meandros y se convierte
en hiedra trepando por tu espalda.

Dame la liturgia de tu boca;
su trigo candeal que amase
el pan de mi cosecha y alimente
a los labios su ciclo de abstinencia.
Dame a beber en el cáliz del silencio
la alquimia que forma a la palabra.
Necesito estar ebrio de tu sed,
y morir tranquilo sobre el crepúsculo azul
que en la memoria de tu cuerpo amanece.

Es precioso tanto por las imágenes por como me suena.

He gozado leyéndolo.


Un abrazo.

Jose Manuel gracias por pasarte por mis versos y dejar constancia de ello

saludos

raf

Julian gracias por pasarte por mis versos y dejar constancia de ello

saludos

raf

Sin perder un átomo de tu acostumbrada riqueza de verbo, aplaudo este excelente poema, querido amigo, que bien dice de tu exquisita pluma.

Un gran abrazo.

José Manuel F. Febles

Antonio gracias por pasarte por mis versos y dejar constancia de ello

saludos

raf